La vida de la señora María de Lourdes Ruiz Bravo, un giro radical después de que le desaparecieron a sus hijos José Marcos Alejandro y María de Lourdes.
Después de eso ya nada volvió a ser igual, menos el Día de las Madres, se acabó la alegría en ese festejo, porque simplemente la familia no está completa y le arrancaron dos partes de ella.
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Lulú, como la conocen sus amistades, es madre de seis hijos, tres hombres y tres mujeres. Con la desaparición de su hija en 2020, ella quedó a cargo de la crianza de sus nietas: Alison que en ese entonces tenía 8 años y Valeria Alejandra, de 12.
Contó que fue todo un reto empezar a criar a sus nietas.
“Volver a empezar después de haber terminado de estar a cargo de niños, volver a empezar con esta responsabilidad de estar sacando a unas niñas adelante, es muy difícil y con esta situación mucho más difícil, porque a veces están con las depresiones. Las tengo en terapia psicológica desde el momento en que se llevaron a mi hija”.
Aseguró que la situación emocional que viven las menores, vuelve el entorno más complicado porque atraviesan por la etapa de la adolescencia, por ello a veces se siente derrumbada por la impotencia de no poder solucionar el día a día.
Por si no lo viste:
Tras la desaparición de su hija, perdió su trabajo en un colegio particular, ya que con engaños la hicieron firmar su renuncia voluntaria.
“Si ya estoy viviendo un calvario por la ausencia de mis hijos, por la convivencia con mis nietas y sustituir el lugar de mi hija, es demasiado difícil. A eso todavía le agregamos que a mi me quitan el trabajo. Por todos lados me llovió”.
Ahora las saca adelante lavando, planchando ropa ajena, limpiando casas, por lo que en ocasiones su economía también se complica, aunque también se apoya otra de sus hijas.
Cree que otro trabajo sería un obstáculo en la búsqueda por encontrar a sus hijos, además de que se dice convencida de que a sus 60 años no le darán empleo tan fácilmente. Ella todos los días lleva a sus nietas a la escuela.
Valeria Alejandra, ahora tiene 15 años y Alison, 11. A ellas siempre les recalca que es su abuela y que no ocupará el lugar de su madre.
“Siempre les he dicho, yo soy su abuela, nunca voy a ocupar el lugar de su mamá y siempre vamos a estar esperándola hasta que ella regrese; mientras que yo pueda, yo voy a estarlas apoyando a sacarlas adelante en estudio y en lo que se pueda”.
Tanto ella, como sus nietas salen continuamente a pegar fichas de búsqueda, a preguntar entre los indigentes, con la esperanza de que ambos regresará muy pronto.
“No hay nada que festejar el Día de las Madres”
El 10 de mayo, el resto de sus hijos y nietos la celebran, pero ya lo es lo mismo, ella se siente muerta por dentro.
“Uno ya no siente ese festejo hasta que no regresen a casa, hasta que esté completa la familia y volver a sentir esa alegría”.
Ese día tanto Valeria, como Alison, le dan el regalo que sería para su mamá. Le llevan flores o chocolates pensando en que ese obsequio sería para su mamá.
“No hay nada que tenga uno que festejar. Mis nietas lo hacen pensando que el regalito, la rosa o un chocolate que me lleven a mi que era destinado para su mamá. Lo hacen con ese pensamiento 'no está mi mami, pero te lo regalamos a ti con todo el corazón'”.
Reconoce que cuando hay ausencias no puede haber festejos. En estas fechas en que se celebra a la madre, en ella brotan lágrimas pero que son de sangre por el dolor de ya no tener a Marcos y Lourdes.
Sus hijos desaparecidos
José Marcos Alejandro Maldonado Ruiz, fue sustraído de su trabajo, el 22 de julio de 2015, por personas desconocidas de su trabajo. María de Lourdes Maldonado Ruiz, fue privada de la libertad el 13 de agosto de 2020 en su casa del fraccionamiento Valle de los Agaves, en Tlajomulco. A ella se la llevaron en presencia de su hija Alison.