El pasado lunes 30 de octubre un policía de Guadalajara tuvo una crisis emocional que lo llevó a bajar a su compañero de la patrulla, salir de su polígono de vigilancia, abandonó su unidad oficial y después intentó robar una unidad de seguridad privada. Muestra de que elementos presentan algún tipo de problema.
De acuerdo al estudio “Perfil psicosocial y laboral del oficial de policía en ZMG y el interior del estado” realizado por Francisco Gutiérrez Rodríguez, psicólogo forense de la Universidad de Guadalajara, el 60 por ciento de los 5 mil 970 policías encuestados presentaron algún trastorno psicológico como estrés, alteración del sueño, depresión y hasta comportamientos agresivo con quienes los rodean, derivado de las jornadas extenuantes de trabajo, falta de equipo adecuado, abusos de poder de los comandantes y accidentes laborales.
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“Podríamos hablar en caso de proporciones: alrededor de 6 de cada 10 agentes policiales tenían diferentes tipos de afectaciones no solamente podemos hablar de ansiedad, rasgos depresivos, estrés incapacitante, lo cierto es que hemos advertido la necesidad de mejorar las condiciones laborales”.
El estudio del especialista señala que el deterioro psicológico de los policías también acarrea problemas físicos ya que siete de cada 10 entrevistados dijo practicar algún deporte y a pesar de ello el 50 por ciento de los que practican alguna actividad física tiene graves problemas de sobrepeso.
“Y este sobrepeso, alrededor de un 20% ya era una obesidad mórbida, que estoy hablando ya cuando hay alrededor de dos tallas arriba de su peso ideal y que bueno también en la práctica del patrullaje común, se encontraron problemas importantes de dolor de espalda baja llamado espondiloartrosis”.
En la Zona Metropolitana, municipios como Guadalajara, Zapopan y Tlaquepaque y la Policía del Estado se han preocupado por invertir recursos en tener un gabinete psicológico que brinde atención a los oficiales, pero en la mayoría de las corporaciones y principalmente en el interior del estado sigue siendo una cuenta pendiente y que no tienen el personal suficiente para atender la salud mental de sus elementos.
“Hay personas profesionales de la psicología, muchas veces este trabajo pues saturan su agenda en lo que es el reclutamiento, la selección, en poder evaluar algunos casos aislados, pero que no hay el personal suficiente en el área de psicología para estar hablando de procesos individuales de psicoterapia”.
El estrés y las presiones que los policías viven en el ámbito laboral suelen trasladarlo a su casa lo que trae como consecuencia conflictos de pareja ya sea por su mal rendimiento sexual o problemas de celos obsesivos. Casi el 50 por ciento reconoció tener problemas maritales. En los casos más graves han llegado hasta la violencia familiar.
"Esto se ha traducido en casos de violencia intrafamiliar, por estos mismos horarios el no poder utilizar el teléfono celular. Ha habido oficiales de policía que reportan los celos patológicos en la pareja en el sentido de que no saben dónde están, cómo localizarlos y que se va convirtiendo en una guerra silenciosa que va menoscabando su equilibrio emocional”.
Policía dejó sus terapias
En el caso del policía tapatío ya señalado, el comisario Juan Pablo Hernández informó que ya había recibido atención psicológica por parte del gabinete de psicología de la dependencia, pero tuvo una recaída a consecuencia de que interrumpió sus terapias. ”El compañero estuvo faltando en algunas de las últimas sesiones. Refería que se sentía bien y todo eso quedó documentado. Nosotros estamos apoyando a la familia. En cuanto se resuelva su situación jurídica con independencia de que se tendrá que abrir una investigación en asuntos internos, también estaremos apoyando”.
Señaló que los 3,600 elementos entre operativos se encuentran inscritos en el programa de atención psicológica, salud física y de orientación alimentaria. El comisario detalló que en lo que va de este año han detectado ocho casos de policías que han sufrido crisis emocionales.