Las muertes violentas se colocan entre las principales causas de muerte en Jalisco. En la última década las agresiones comienzan a rebasar las enfermedades crónicas degenerativas, entre estas, la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC).
La violencia tiene un impacto severo en el entorno psicosocial de la comunidad jalisciense, ocasionando que el sistema estatal de Salud se vea rebasado ante la alta demanda en la atención de personas con lesiones físicas y mentales.
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En el primer semestre del 2021 las agresiones (homicidios) se colocaron en el lugar número ocho como causa de mortalidad dentro de las diez principales registradas en nuestro territorio, cuando hace una década estaban en el escalón número 17.
En la segregación de los datos por género de acuerdo con el INEGI, las agresiones mortales en los hombres se ubican en el sexto lugar, rebasa los accidentes, influenza y neumonía, enfermedades cerebrovasculares y EPOC, mientras que en las mujeres esta causa no se refleja aunque las muertes violentas en ellas han aumentado como son los feminicidios.
El jefe del Departamento de Psicología Básica del Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS), Universidad de Guadalajara (UdeG), Francisco Gutiérrez Rodríguez, advierte que los homicidios y las muertes violentas son un problema de salud pública y de seguridad.
Las muertes por violencia, suicidio, homicidio y accidentes “representan el termómetro social de una sociedad, el nivel de contradicciones y los casos de violencia por diversas causas”.
En el segundo año de la pandemia por Covid-19 se registraron en total un millón 075 mil 779 muertes por diferentes causas, de las cuales el 7.6% fueron muertes violentas, esto es 82 mil 449 casos.
De este apartado de muerte violenta, agregó el especialista que, el 44% corresponde a homicidios con un total de 36 mil 579; el 39% a accidentes y el 9.5% a suicidios, este último ha tenido un aumento considerable con 689 casos en comparación con el 2021 que hubo 652.
Jóvenes, en alto riesgo de morir por violencia y agresiones: Especialista
El especialista, lamentó que el perfil en estos indicadores se ha modificado en la segunda década del Siglo XXI, son los jóvenes que se colocan en un alto riesgo de morir por violencia y agresiones; el reflejo estadístico, exhibe que, la mitad de las muertes fueron por violencia y suicidio fue en adolescentes y jóvenes (entre los 15 y 24 años).
Gutiérrez Rodríguez expuso que el homicidio “cada vez reflejan el nivel de descomposición social de donde han venido cambiando los métodos, no solo basta matar a una persona por diversa causa que puede ser por robo, venganza, por ira, por celotipia” además que el parricidio aumentó 300%.
Mientras que el binomio suicidio-homicidios refleja un alza impresionante “en donde el varón mata a la mujer por celotipia, mata a los hijos y luego pretende suicidarse”, señala el entrevistado.
De acuerdo con datos de Salud Pública, refiere el jefe del Departamento de Psicología Básica que en la media nacional en homicidios la tasa era de 22% por cada cien mil habitantes se elevó a 28.9.
De este panorama, la mayor incidencia se presenta en la región Occidente. Jalisco es una de las entidades federativas con mayor incidencia, Chihuahua con una tasa de 149.1% por cada cien mil habitantes, le siguen Colima, Guanajuato y Zacatecas.
Aunque el INEGI indica que en los casos de homicidios en hombres es de 32 mil 147 contra tres mil 952 casos de mujeres, cuando se eleva la estadística de feminicidios, el especialista cuestiona: “Todavía les cuesta mucho trabajo a las autoridades identificar elementos con perspectiva de género que los lleve a clasificar como feminicidios los casos”.
Los mecanismos predominantes en la producción de estas muertes son: armas de fuego, armas blancas, ahogamiento, ahorcamiento, envenenamiento y atropellamientos intencionales.
En el área de epidemiología se hace un análisis estadístico para ver la distribución, frecuencia y ocurrencia de estos fenómenos a fin de hacer campañas de promoción de prevención del delito e identificar de manera puntual y oportuna factores de riesgo.
Salud mental
Las muertes por violencia y agresiones desde el punto de vista de salud pública generan efectos negativos de forma directa o indirecta en las familias, en la comunidad y en la población en general al tener una percepción de vivir en constante inseguridad pública.
Este panorama, menciona el especialista en psicología tiene repercusiones negativas en la salud mental al presentar la población: ansiedad, trastornos del sueño y en la conducta alimentaria, irritabilidad e hipersensibilidad.
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“En algunos casos hay persona que llegan a tener ataques de pánico o ansiedad generalizada al tener conocimiento” de un acto violento.