Ser madre y policía requiere de mucho sacrificio ya que es poco el tiempo que tienen para atender a su familia por cuidar a la ciudadanía.
Un caso es el de Itzia Fabiola Aguirre Hernández, 35 de años, quien es policía de Guadalajara desde hace 11.
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Su carrera policial inició a los 24 años. Los primeros años fueron complicados porque sus hijos eran pequeños y tenía que dejarlos al cuidado de algún familiar para irse a trabajar.
"Uno se tiene que adecuar como mamá, apoyarte con familiares, con amigos. Incluso conseguir a alguien que profesionalmente se dedica a cuidar a los hijos. Duele, los tiempos son más prolongados, que es menos lo que estamos en casa".
Fabiola tiene tres hijos, de 17, 16 y 6 años de edad, que se sienten orgullosos de ella, pero también todos los días le piden que se cuide porque saben los riesgos a los que está expuesta.
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"Mis hijos se sienten muy orgullosos de su mamá eso es lo que a mí me hace moverme, porque yo vengo a cubrir horarios pero también mi labor hacia la ciudadanía es también cuidarlos. Pero mis hijos me dicen cuídate mamá ponte abusada, no te expongas demasiado, pero ellos están orgullosos de su mamá".
A lo largo de 11 años, Fabiola ha tenido múltiples experiencias, algunas desagradables y otras que la llenan de satisfacción y orgullo, como el reconocimiento de un padre de familia de una escuela de la colonia Oblatos, en donde impartió un curso para que los niños aprendan a decir no a las drogas cuando ella era oficial DARE.
"Me dice quiero hablar con usted. A la hora de que se entrevista conmigo llorando me dice: 'muchas gracias maestra, oficial, yo amo mucho a mi hija, pero no le puedo brindar un ejemplo, pero con lo que le ha enseñado, ha hecho que mi hija se comporte diferente para bien'. Es una de las cositas que me ha marcado mucho".