A 20 años de la represión del 28 de mayo, en contra de los llamados globalifóbicos hay al menos un caso que sigue abierto el cual es en contra de Daniel Vázquez uno de los más de 100 detenidos.
Él asegura que ese día acudió a la Rectoría de la Universidad de Guadalajara a recoger unos boletos para un concierto que se ganó en Radio UdG, sin embargo de camino a su casa, él y su hermana pasaron por el Centro tapatío, en donde ya estaban decenas de policías de diferentes corporaciones reprimiendo a los manifestantes. Entre la confusión él fue señalado de un robo contra el banco Banamex, pese a que ni siquiera se acercó a la sucursal.
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Como prueba de su inocencia presentó los boletos del concierto certificados por la casa de estudios, así como un cuaderno de diálogos, ya que estaba recién operado de las cuerdas bucales y no podía hablar, solo se comunicaba de manera escrita.
Pese a las pruebas que presentó, no fue suficiente para librar el proceso penal por robo calificado, por unas sillas y computadoras de Banamex. Estuvo preso en el penal de Puente Grande durante más de un año, incluso fue el penúltimo en recobrar la libertad.
"El caso sigue abierto. Se encuentran en amparo en este momento, desde hace algunos años. Pero, lamentablemente, ya no tengo abogado, los que tenía todos desistieron. Fue algo muy cansado. Si es cansado para mi y para ellos, pues también fue demasiado", señaló Daniel Vázquez.
Dijo que ni siquiera se ratificó la denuncia por el robo, pero le parece ilógico que solamente con los dichos de los policías se le haya procesado.
Ese hecho le cambió la vida y con esa dificultad pudo terminar su carrera de Mercadotecnia.
"Me cambió totalmente la vida, porque yo, en ese entonces, hace 20 años, yo había tomado un viaje al extranjero y estaba estudiando en ese momento, me faltaba un semestre por terminar. Me regresé del extranjero, ya tenía trabajo. Me encontraba en Alemania. Tenía trabajo y todo de manera correcta. Me regresé precisamente para que me operaran".
Después buscaba trabajo y le pedían carta policía, pero no la podía tener. Luego tenía que ir a firma cada lunes y no había trabajo que le permitiera faltar para ir a firmar.
Indicó que no puede aceptar la sentencia, porque lo que pretende es demostrar su inocencia.
"No puedo aceptar esa sentencia. Yo estoy buscando la inocencia. No la sé, fue un abogado a revisar expedientes. Y estaban dando sentencias, leyendo las sentencias. Y me parece que querían hacer una sentencia alrededor de seis meses. Entonces, ya había pasado más de un año, pero aquí no importa la cantidad del tiempo de la sentencia. Yo no la busco".
Espera que la siguiente administración estatal y federal ponga sus ojos sobre el caso y se logre demostrar su inocencia.
"Sería un buen momento para poner los ojos en este suceso. Que no se repita y un apoyo social en este caso, porque la verdad, yo ya quiero terminar yo. Darle un carpetazo también a esto. Porque la verdad, me tiene cansado. Muy cansado".
Él estuvo presente en una manifestación que se realizó este martes en la Plaza de Armas, en la que también estuvieron presentes otras personas que atestiguaron la represión.
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Ahí narró con voz entrecortada la tortura que le tocó vivir en las instalaciones de la entonces Procuraduría, de la Calzada Independencia.
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El 28 de mayo de 2004, más de 100 jóvenes fueron reprimidos y torturados por manifestarse durante la Cumbre de Jefes de Estado de América Latina, el Caribe y la Unión Europea.