Personal del Ejército Mexicano sacó de circulación casi 600 armas de fuego, la mayoría relacionadas en distintas carpetas de investigación.
Con esa acción se impidió que las armas regresaran a las calles y se evitara poner en riesgo a la población jaliscienses.
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En total se destruyeron 585 armas de fuego, de las cuales 323 eran armas largas, 262 armas cortas, 370 cargadores, 10 mil 453 municiones.
"Esta acción se lleva a cabo con varios objetivos: reducir la cantidad de armas en circulación, eliminando armas que ya no son necesarias o que han sido aseguradas; prevenir la reutilización de las armas en delitos; promover una cultura de seguridad pública, previniendo a la población sobre los riesgos asociados con las armas y cumplir con la legislación nacional", señaló el coronel Marcos Alonso Gastélum, comandante del 14 Batallón de Infantería, de la Decimoquinta Zona Militar.
También señaló que al destruir esas armas, están dando un paso firme hacia una sociedad más segura y pacífica.
Las armas se destruyen dividiéndolas en tres partes con la máquina cortadora. El primer corte es en la parte del cañón, otro en el cajón de mecanismo y el tercero en la culata, hasta quedar inutilizables.
Luego las partes son llevadas al área de evidencia fotográfica, en donde se toman imágenes que comprueben la destrucción.
Posteriormente se separan sus componentes en aluminio, madera, bronce y plástico; se embalan y son trasladados al primer batallón de materiales de guerra en la Ciudad de México.
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