Era alrededor de la 01:30 horas del 31 de marzo de 2022 cuando locatarios del Mercado Libertad o San Juan de Dios comenzaron a recibir llamadas de sus compañeros avisándoles que se había registrado un fuerte incendio. La angustia por las posibles perdidas les arrebató el sueño. No era creíble que el mercado más grande de América Latina estuviera siendo afectado por el fuego de un cortocircuito.
Muchos no pudieron contener el llanto y de inmediato se trasladaron a la zona, comenzaron a concentrarse sobre Javier Mina y Cabañas, al tiempo que los bomberos realizaban maniobras de combate de las llamas que devoraban lo que encontraban a su paso.
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Una valla metálica les impedía el paso a sus locales. No podían ingresar para no entorpecer el trabajo de los bomberos y peritos que trabajaban en determinar las causas. Sus rostros eran de dolor, su sufrimiento se acompañaba de llanto. Todos querían ver su local con la esperanza de que el fuego no los hubiera consumido.
Cientos de locatarios se enfrentaron a una pesadilla: ver sus locales reducidos a cenizas, su patrimonio quedó en nada. Veían difícil recuperarse y un futuro incierto al no saber cómo respondería la autoridad municipal y estatal.
Para que su actividad comercial no se estancara les dieron espacios en el patio del San Juan de Dios y en los alrededores. Pese a ello su ánimo cabizbajo era notorio, pero luchaban por salir adelante, por levantarse y reconstruir lo perdido.
Los primeros 60 locales reconstruidos fueron entregados tres meses después de la tragedia. Ahí ya comenzaban a ver la luz porque además habían recibido un apoyo y económico de 25 mil pesos.
Ya para septiembre de 2022, es decir seis meses después ya todos los comerciantes habían recibido en tiempo y forma los 540 locales remodelados.
Entonces comenzaron a volver a recibir a los clientes que desde hace años les hacían consumo y poco a poco va comenzado la recuperación de los locatarios.
Ahora en los pasillos se siente un ambiente de alegría, de entusiasmo y de esperanza en que la herida irá sanando con el paso del tiempo pero de la mano del público, de clientes, turistas y comensales.
Ya empezamos a volar
Don Salvador Sáenz, el de las Tortas Lokas y Kalientes, quien se volvió viral por regalar tortas en el campeonato de Atlas, compartió que fueron tiempos muy difíciles, de los que ya han ido saliendo.
Recordó que se le bajó la sangre a los talones cuando otro locatario le llamó y le avisó del fuerte incendio.
"Fue un momento muy duro. Tu patrimonio, tu trabajo, tu mercancía, tu fuente de trabajo, hecho cenizas. Como balde de agua cayó para nosotros. Estábamos haciendo planes para las vacaciones de Semana Santa y lo que pasó fue una reorganización que tuvimos que hacer para sobrevivir", indicó.
"El tiempo que estuvimos en el patio central fue una etapa muy difícil. No teníamos agua, no teníamos luz y salimos adelante bendito sea Dios y con el apoyo del Gobierno municipal y de nuestros clientes. Ya estamos empezando a volar".
A un año, él asegura que si bien la cicatriz no ha cerrado, es un recuerdo del que se debe aprender.
"Está cicatriz tardará muchos años en cerrar, todavía está fresco el recuerdo de esta tragedia. A muchos compañeros les pegó, pero que bueno que no les pegó en lo físico sólo en lo económico".
La afición rojinegra fue uno de sus impulsos para salir adelante porque se solidarizó con él y estuvo en el momento que más la necesitó.