/ viernes 19 de agosto de 2022

Persiste la violencia contra las mujeres en el mundo

Asesinadas, desaparecidas, violadas o reclutadas, un flagelo de América Latina

BOGOTÁ. La guerra profundiza la vulnerabilidad de mujeres y niñas en todo el mundo y Latinoamérica no es la excepción: miles de ellas han sido asesinadas, desaparecidas, desplazadas, violentadas sexualmente, reclutadas o viven bajo amenazas de grupos armados, una realidad que, a la vez, revela la resistencia femenina en búsqueda de justicia.

Datos de la ONU confirman que la población femenina es uno de los principales blancos en la guerra: en 2021 se reportaron tres mil 293 casos verificados de violencia sexual cometidos contra mujeres y niñas en 18 países.

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Un año antes se evidenciaron al menos 35 asesinatos de mujeres defensoras de derechos humanos, periodistas o sindicalistas en siete países afectados por conflictos. Ese número, "un recuento insuficiente", según Naciones Unidas, superó las cifras de 2018 y 2019.

Las agresiones contra las mujeres han sido históricas, durante la Guerra Civil de Guatemala (1960-1996), uno de los mayores conflictos armados de las últimas décadas, junto al de El Salvador y el de Colombia, más de 250 mil personas fueron asesinadas y unas 30 mil mujeres fueron víctimas de violencia sexual.

En el caso de El Salvador, no existe un registro oficial de cuántas mujeres participaron o resultaron afectadas en la contienda (1980-1992), que enfrentó al Ejército, financiado por EU, con la entonces guerrilla Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional y dejó 75 mil muertos y unos ocho mil desaparecidos.

Ambos países mantienen heridas abiertas pues miles de madres, hijas y esposas, aún buscan familiares desaparecidos y hay varios procesos en curso por abusos y matanzas, como la del Mozote, en 1981, en la que en tres días más de mil hombres, mujeres, niños y niñas fueron asesinados por el Ejército salvadoreño.

"Es en los cuerpos de las mujeres en los que muchas veces tiene lugar el conflicto. Un impacto medido, claro, reiterado y deliberado porque es una manera de marcar el territorio, de marcar una victoria o humillar al enemigo", expone ONU Mujeres.

Es el caso de Haití, el país más pobre de América y donde la ONU da cuenta de violencia sexual contra mujeres y niñas, en el marco de la actual ola de crímenes por parte de bandas armadas, que han convertido a las ciudades, incluida la capital, en campos de batalla.

El mismo problema pega a Colombia, sacudida durante décadas por una guerra entre guerrillas, paramilitares, narcotraficantes, bandas criminales y el Ejército y donde el Informe Final de la Comisión de la Verdad concluyó que los "actores armados se inscribieron en los cuerpos de mujeres, los marcaron, los destrozaron".

Datos de la ONU y de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe indican que en Latinoamérica, la región del mundo más peligrosa para estos activistas, 166 defensoras del medio ambiente fueron asesinadas entre 2015 y 2019.

BOGOTÁ. La guerra profundiza la vulnerabilidad de mujeres y niñas en todo el mundo y Latinoamérica no es la excepción: miles de ellas han sido asesinadas, desaparecidas, desplazadas, violentadas sexualmente, reclutadas o viven bajo amenazas de grupos armados, una realidad que, a la vez, revela la resistencia femenina en búsqueda de justicia.

Datos de la ONU confirman que la población femenina es uno de los principales blancos en la guerra: en 2021 se reportaron tres mil 293 casos verificados de violencia sexual cometidos contra mujeres y niñas en 18 países.

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Un año antes se evidenciaron al menos 35 asesinatos de mujeres defensoras de derechos humanos, periodistas o sindicalistas en siete países afectados por conflictos. Ese número, "un recuento insuficiente", según Naciones Unidas, superó las cifras de 2018 y 2019.

Las agresiones contra las mujeres han sido históricas, durante la Guerra Civil de Guatemala (1960-1996), uno de los mayores conflictos armados de las últimas décadas, junto al de El Salvador y el de Colombia, más de 250 mil personas fueron asesinadas y unas 30 mil mujeres fueron víctimas de violencia sexual.

En el caso de El Salvador, no existe un registro oficial de cuántas mujeres participaron o resultaron afectadas en la contienda (1980-1992), que enfrentó al Ejército, financiado por EU, con la entonces guerrilla Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional y dejó 75 mil muertos y unos ocho mil desaparecidos.

Ambos países mantienen heridas abiertas pues miles de madres, hijas y esposas, aún buscan familiares desaparecidos y hay varios procesos en curso por abusos y matanzas, como la del Mozote, en 1981, en la que en tres días más de mil hombres, mujeres, niños y niñas fueron asesinados por el Ejército salvadoreño.

"Es en los cuerpos de las mujeres en los que muchas veces tiene lugar el conflicto. Un impacto medido, claro, reiterado y deliberado porque es una manera de marcar el territorio, de marcar una victoria o humillar al enemigo", expone ONU Mujeres.

Es el caso de Haití, el país más pobre de América y donde la ONU da cuenta de violencia sexual contra mujeres y niñas, en el marco de la actual ola de crímenes por parte de bandas armadas, que han convertido a las ciudades, incluida la capital, en campos de batalla.

El mismo problema pega a Colombia, sacudida durante décadas por una guerra entre guerrillas, paramilitares, narcotraficantes, bandas criminales y el Ejército y donde el Informe Final de la Comisión de la Verdad concluyó que los "actores armados se inscribieron en los cuerpos de mujeres, los marcaron, los destrozaron".

Datos de la ONU y de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe indican que en Latinoamérica, la región del mundo más peligrosa para estos activistas, 166 defensoras del medio ambiente fueron asesinadas entre 2015 y 2019.

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