BILWI. Ya degradado como tormenta tropical, Iota azotó con fuertes lluvias y vientos a Nicaragua, donde miles de personas quedaron incomunicadas, sin agua ni luz, mientras continúa su avance por una Centroamérica devastada hace dos semanas por el ciclón Eta.
Tras tocar tierra en Nicaragua como huracán categoría 5 (la máxima en la escala Saffir-Simpson), Iota cambió su rumbo de norte a oeste e ingresó a la vecina Honduras, indicó el organismo hondureño de protección civil (Copeco).
Iota deja hasta ahora al menos nueve muertos, en Centroamérica, incluyendo dos niños que fallecieron al intentar cruzar un río en el sudeste de Nicaragua, informó la primera dama Rosario Murillo.
Puerto Cabezas, en la costa norte de Nicaragua y todavía parcialmente inundado y cubierto de escombros por la fuerza del huracán Eta, volvió a soportar la peor parte de la tormenta.
“Podríamos morir”, dijo Inocencia Smith. “No hay nada para comer”, afirmó en referencia a las granjas de la zona que fueron destruidas por Eta.
“Estamos inundados por todas partes, la lluvia estuvo casi toda la noche”, dijo en entrevista el alcalde del municipio Wampusirpi, Marcelo Herrera. “Necesitamos agua y comida para la población, pues con Eta habíamos perdido los cultivos”.
Residentes asustados fueron a refugios, preocupados por la comida y su vida.
Más fuerte que Eta, Iota llegó a Nicaragua como huracán con vientos máximos de 260 kilómetros por hora, con inundaciones repentinas y crecidas de ríos que se continuarían registrando hasta el jueves en partes de Centroamérica.
Y en Honduras, Nicaragua y Guatemala esos fenómenos podrían verse exacerbados por los efectos recientes de Eta, que tocó tierra el 3 de noviembre también en el Caribe nicaragüense y dejó al menos 200 muertos y 2.5 millones de afectados en Centroamérica.
En Bilwi, principal ciudad del Caribe Norte de Nicaragua, hay “caída de árboles, de postes del tendido eléctrico, de techos de casas que salieron por el aire y un hotel que perdió todo el techo”, informó el Sistema Nacional de Prevención, Mitigación y Atención de Desastres (Sinapred).
63 trasladados a refugios en Nicaragua; 33 municipios, sin internet y sin telefonía celular
El ministro nicaragüense de Infraestructura, Denis Moncada, dijo que brigadas intentan despejar 497 árboles que cayeron sobre carreteras en los municipios caribeños de Rosita, Siuna y Bonanza.
Indicó que en la costa del Pacífico hay cortes de vías, principalmente sobre la carretera Panamericana, por el desborde del río Ochomogo.
Unas 63 mil personas fueron evacuadas en Nicaragua.
Pero se desconoce la magnitud real de los daños en la zona debido a que Bilwi quedó completamente incomunicada. La estatal nicaragüense de Telecomunicaciones (Telcor) informó que hay “serias afectaciones” en las comunicaciones en esa localidad.
El gobierno informó que 114 mil 200 viviendas en todo el país quedaron sin energía eléctrica y 47 mil 638 sin agua. Habitantes de la zona aseguraron que el viento arrancaba techos de las casas “como si fueran de cartón”.
En Honduras, militares y policías desalojaron a pobladores de zonas de riesgo en la región del valle de Sula y de orillas de los ríos y barrios propensos a deslaves en Tegucigalpa.
Unas 70 mil personas fueron llevadas a refugios mientras las lluvias continuaban en la mayor parte del país. En Colón, en la costa Atlántica, se desbordaron ríos e inundaron varias ciudades.
En la comunidad miskita de Nueva Jerusalén, en el Caribe, los vientos destruyeron el techo del centro de salud y 38 viviendas, y arrancaron árboles, según un informe de Copeco.
Las autoridades de Panamá, en tanto, reportaron una mujer fallecida en la comarca indígena Ngäbe Buglé, mientras unas 2 mil personas eran albergadas, aunque las lluvias disminuyeron en ese país.
Iota también se hizo sentir en Costa Rica, que reportó 16 inundaciones, en su mayoría en el litoral Pacífico, y cinco deslizamientos que bloquearon rutas, según la Comisión Nacional de Emergencias.
ISLA PROVIDENCIA, DESTRUIDA
En tanto, Guatemala se prepara para “lo peor”, dijo el presidente Alejandro Giammattei, aunque los daños son menores a lo esperado.
Pero la isla colombiana de Providencia, un paraíso de 17 kilómetros cuadrados en el mar Caribe, fue devastada casi en su totalidad por el huracán, que destruyó el 98% de su infraestructura y dejó al menos dos muertos y un desaparecido.
“Tenemos una afectación severa de la infraestructura, es cierto; tenemos una destrucción de gran parte de la infraestructura habitacional”, dijo el presidente Iván Duque, quien visitó las islas de San Andrés y de Providencia, que junto con la de Santa Catalina forman el único departamento insular del país, ubicado frente a las costas de Nicaragua, a más de 700 kilómetros de la Colombia continental.