/ lunes 1 de enero de 2018

2018, año electoral que será decisivo en todo el mundo

En la mayoría de los casos se trata de reanimar sistemas políticos extenuados que han llegado a una situación agónica tras años de ineficiencia política

PARIS, Francia – En 2018 el mundo tendrá que tener los nervios bien templados para resistir los estremecimientos que producirán la serie de elecciones previstas para este año en América Latina y Europa.

La fuerte ola anti establishment que sacudió parte del planeta en 2017 amenaza ahora con llegar a América Latina, donde unos 350 millones de electores acudirán a las urnas en los dos gigantes de la región  —Brasil y México—, Colombia  —cuarta potencia económica—, así como en Costa Rica y Paraguay.

Venezuela, sumergida en la fase terminal de la crisis chavista, también debe convocar a elecciones presidenciales. Cuba, por último, se prepara igualmente para un cambio de primera magnitud con el anunciado retiro del poder de Raúl Castro, que desde 2011 sucedió a su hermano Fidel en la jefatura del Estado.

En la mayoría de los casos, se trata de reanimar sistemas políticos extenuados, que han llegado a una situación agónica tras años de ineficiencia política, ejercicio corrupto del poder, perversidad ideológica, generalización del soborno y tolerancia con las mafias del narcotráfico.

Esas 6 elecciones presidenciales  —más varios comicios legislativos programados para este año—, pueden cambiar el equilibrio ideológico de la región y, en la hipótesis extrema, amenaza con desencadenar una ola anti-establishment, como la que sacudió a Gran Bretaña, Estados Unidos y varias naciones europeas en los últimos años.

A pesar de las fracasadas experiencias de Venezuela, de 12 años de kirchnerismo en Argentina y en menor medida de Ecuador, el populismo es sin duda la mayor amenaza que acecha a los países latinoamericanos que acudirán a las urnas en estos próximos 12 meses. "No se puede interpretar el significado de estas elecciones sobre la base de la clásica división izquierda-derecha. El fenómeno determinante será una reacción popular contra la corrupción", pronostica Christopher Sabatini, experto en América Latina en la Universidad de Columbia".

Esa tendencia será tanto más fuerte que  —desde la crisis de 2008—  el pálido crecimiento económico no permitió extraer de la pobreza a las poblaciones más sumergidas ni concretar el ansiado despegue de la clase media. La presión de esos sectores se hará sentir con enorme fuerza en las urnas.

La economía, no solo en América Latina, siempre suele ser el factor determinante de una elección.

También lo será en Europa, donde el 18 de marzo el líder del Kremlin, Vladimir Putin, se postulará para un nuevo mandato que le permitirá totalizar casi un cuarto de siglo en el poder. Esa elección tendrá un impacto planetario, pues el nuevo zar ruso de uno de los jugadores clave del tablero geopolítico internacional.

En Europa también habrá presidenciales, aunque menos significativas, en Finlandia, Irlanda y la República Checa, y legislativas de primera importancia en Italia, Suecia y Hungría. Fuera del Viejo Continente, el hombre fuerte de Egipto, mariscal Abdel Fatah al Sissi, deberá someterse a un test de popularidad en una consulta presidencial aún sin fecha.

Pero la otra prueba de fuego crucial será la elección de medio término en Estados Unidos, prevista para el 6 de noviembre. La renovación parcial de las cámaras de senadores y representantes constituirá un test decisivo para medir el impacto real que han tenido los dos primeros años de gobierno de Donald Trump y sus posibilidades futuras. Si pierde la frágil mayoría que tiene en el Congreso, no le resultará nada fácil aplicar sus prometidas reformas y también tendrá graves dificultades para aspirar a la reelección y prolongar por otros cuatro años la actual pesadilla.

PARIS, Francia – En 2018 el mundo tendrá que tener los nervios bien templados para resistir los estremecimientos que producirán la serie de elecciones previstas para este año en América Latina y Europa.

La fuerte ola anti establishment que sacudió parte del planeta en 2017 amenaza ahora con llegar a América Latina, donde unos 350 millones de electores acudirán a las urnas en los dos gigantes de la región  —Brasil y México—, Colombia  —cuarta potencia económica—, así como en Costa Rica y Paraguay.

Venezuela, sumergida en la fase terminal de la crisis chavista, también debe convocar a elecciones presidenciales. Cuba, por último, se prepara igualmente para un cambio de primera magnitud con el anunciado retiro del poder de Raúl Castro, que desde 2011 sucedió a su hermano Fidel en la jefatura del Estado.

En la mayoría de los casos, se trata de reanimar sistemas políticos extenuados, que han llegado a una situación agónica tras años de ineficiencia política, ejercicio corrupto del poder, perversidad ideológica, generalización del soborno y tolerancia con las mafias del narcotráfico.

Esas 6 elecciones presidenciales  —más varios comicios legislativos programados para este año—, pueden cambiar el equilibrio ideológico de la región y, en la hipótesis extrema, amenaza con desencadenar una ola anti-establishment, como la que sacudió a Gran Bretaña, Estados Unidos y varias naciones europeas en los últimos años.

A pesar de las fracasadas experiencias de Venezuela, de 12 años de kirchnerismo en Argentina y en menor medida de Ecuador, el populismo es sin duda la mayor amenaza que acecha a los países latinoamericanos que acudirán a las urnas en estos próximos 12 meses. "No se puede interpretar el significado de estas elecciones sobre la base de la clásica división izquierda-derecha. El fenómeno determinante será una reacción popular contra la corrupción", pronostica Christopher Sabatini, experto en América Latina en la Universidad de Columbia".

Esa tendencia será tanto más fuerte que  —desde la crisis de 2008—  el pálido crecimiento económico no permitió extraer de la pobreza a las poblaciones más sumergidas ni concretar el ansiado despegue de la clase media. La presión de esos sectores se hará sentir con enorme fuerza en las urnas.

La economía, no solo en América Latina, siempre suele ser el factor determinante de una elección.

También lo será en Europa, donde el 18 de marzo el líder del Kremlin, Vladimir Putin, se postulará para un nuevo mandato que le permitirá totalizar casi un cuarto de siglo en el poder. Esa elección tendrá un impacto planetario, pues el nuevo zar ruso de uno de los jugadores clave del tablero geopolítico internacional.

En Europa también habrá presidenciales, aunque menos significativas, en Finlandia, Irlanda y la República Checa, y legislativas de primera importancia en Italia, Suecia y Hungría. Fuera del Viejo Continente, el hombre fuerte de Egipto, mariscal Abdel Fatah al Sissi, deberá someterse a un test de popularidad en una consulta presidencial aún sin fecha.

Pero la otra prueba de fuego crucial será la elección de medio término en Estados Unidos, prevista para el 6 de noviembre. La renovación parcial de las cámaras de senadores y representantes constituirá un test decisivo para medir el impacto real que han tenido los dos primeros años de gobierno de Donald Trump y sus posibilidades futuras. Si pierde la frágil mayoría que tiene en el Congreso, no le resultará nada fácil aplicar sus prometidas reformas y también tendrá graves dificultades para aspirar a la reelección y prolongar por otros cuatro años la actual pesadilla.

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