Los corridos tumbados entre la apología del delito, derechos humanos y la libertad de expresión sin que exista una política pública nacional y menos en Jalisco que fomente una cultura de paz y prevenga la violencia atribuida a estas canciones. Las letras de las canciones cada vez son más agudas e incitadoras. Sin embargo detrás de estas se protege el derecho de expresión a pesar de que tienen una influencia en el comportamiento de la gente, especialistas llaman que es un reflejo de la sociedad.
La académica investigadora en Estudios sobre Juventud y Cultura del Centro Universitario de Ciencias Exacta y Administrativas (CUCEA) de la Universidad de Guadalajara (UdeG) Esmeralda Correa Cortés, advierte que en México se carece de una política pública para fomentar una cultura de paz musical, solo hay “esfuerzos” universitarios aislados.
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“A nivel nacional y estatal no tenemos detectada ninguna política pública, ni institucionales, ni individual que dedica a los narcocorridos que tienda al desarrollo crítico respecto a la música”. En estados como Chihuahua y Sinaloa han prohibido la difusión de corridos o reguetón con letras alusivas al narcotráfico, consumo de drogas y violencia entre estas de tipo sexual, física y psicoemocional en contra de la mujer en estaciones de radio o en eventos públicos. En Jalisco ni el Poder Legislativo, Ejecutivo y municipios se han pronunciado al respecto.
La Secretaría de Cultura de Jalisco anunció que entre los nominados para los premios Minerva 2024 destacan artistas como Peso Pluma, el cantante de corridos tumbados que ha causado polémica por el contenido de sus letras alusivas al narcotráfico. En la celebración del Festival de Viña del Mar en Chile, el cantante jalisciense fue criticado y activistas se oponían a su presentación en el festival por el contenido de las letras de sus canciones; sin embargo, los organizadores del Festival Internacional indicaron que no había “argumentos jurídicos ni contractuales para revocar su participación”.
En Jalisco en 2016 activistas en defensa de los derechos de las mujeres denunciaron que el cantante Gerardo Ortiz era promotor de la violencia contra las mujeres.
La Fiscalía General de Jalisco inició un proceso en su contra por apología del delito. Activistas refirieron que la letra del tema “Fuiste mía” y el vídeo hacían alusión al delito de feminicidio, elementos que reconoció en su momento la Fiscalía.
El cantante fue considerado persona no grata y sus espectáculos fueron cancelados en Jalisco. Los corridos han subido de tono musical. La expresión musical que hablaba de los conflictos internos de México se modificó en los 70 ́s la letra, expresó la investigadora universitaria Esmeralda Correa:
“La letra hablaban de historias violentas del narco, yo creo que el narco ya tiene una historia en las venas del país, ya tiene años que ha estado dentro de la cultura popular mexicana; no podemos decir que es nuevo”. Cada versión musical tiene su público.
La población objetivo de la banda y el narcocorrido eran mayores de edad, mientras que los corridos tumbados y el reguetón se enfoca en las y los más jóvenes. “Los corridos tumbados tienden a ser más explícitos en la violencia. El narcocorrido era más narrativo en cuanto a las historias del narco que se pelea con el otro narco y la diferencia del corrido tumbado es que es más específico en la vida cotidiana del narco y mucho más explícito en el tipo de violencia que se ejerce”.
La especialista refirió que más que la letra de las canciones es el artista que es específico y explícito en la violencia, entre ellos Natanael Cano y Peso Pluma. Este último en la Letra “La People” se refiere al Chapo Guzmán, este fenómeno no es privativo de ellos las mujeres también incursionan a este subgénero de corridos tumbados. “La música es el reflejo de la sociedad, la música explica la violencia que estamos sufriendo”.
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La violencia y los abusos sexuales contra las mujeres con este tipo de canciones, además de agudizarse se normaliza a nivel nacional. Jalisco se posiciona en los primeros lugares con mayor número de delitos en contra de ellas.
“Este tipo de canciones normaliza la violencia sexual contra las mujeres. La normalización de la violencia contras las mujeres es que los hombres piensan que no están violentando; al normalizar algo es porque no eres consciente de la violen- cia que se ejerce, es una práctica común”.
Un tema de análisis delicado al contraponerse a derechos humanos fundamentales y/o constitucionales como es la libertad de expresión, la educación y cultural de las personas en formación como es la niñez y adolescencia.
“Por un lado tendríamos que hablar de limitar la libertad de expresión, por otro lado estamos hablando del derecho de los niños y los adolescentes a vivir en un entorno libre de violencia. Si habláramos de la ética tenemos que pensar en cuál sería el interés superior de la sociedad si la libre expresión o la educación de las infancias y juventudes y poder evaluar si un derecho está por encima del otro”, subrayó Esmeralda Correa.
Para crear políticas públicas para prevenir la violencia desde un enfoque musical deberá realizarse un análisis crítico de la música y de la reeducación social para prevenir la influencia de la apología del delito.
“Si el Estado no puede limitar la libertad de expresión, incluso cuando se haga la apología del delito contra las mujeres, si el Estado no puede intervenir mínimamente está obligado a intervenir para la educación de los sujetos para que puedan escuchar esa música con herramientas suficiente para que la influencia sea menor”. Los corridos tumbados, rap y reguetón entre los derechos humanos y la apología del delito, un análisis jurídico que aún falta plasmarlo en las letras de las leyes nacionales y estatales ante la ola de violencia en territorio nacional.
Los videos y frases de la música regional mexicana o corridos tumbados llegan a ser alusivas a un delito o a adquirir un vicio: “Yo le saqué una moña”; “La nariz polveando”; “me siento viajado”; “Y se desestresaba fumándose un gallo”; “Los morros pura mota Cherry”; “Somos bélicos” y “siempre estoy listo para cruzar, polvo, ruedas y también cristal”. Canciones que van en voces de la niñez, adolescentes y jóvenes, quienes suben sus imágenes en las plataformas de las redes sociales, haciendo alusión a cada interpretación del artista.
Un delito que queda en el silencio social y de las autoridades encargadas de garantizar una vida libre de violencia a la sociedad. Especialistas advierten que estos actos ilícitos: violencia sexual, consumo de drogas e inseguridad va en aumento sin control, rebasado los indicadores de la seguridad nacional.