Al mismo tiempo que apareció el Covid-19 y sin imaginar todo lo que representaría, Ramón López comenzó con los planes para abrir un negocio, a principios del 2020, y cuando iba a abrir, llegó otra mala noticia.
Tenía tres meses desempleado y su experiencia haciendo sushi para diversos restaurantes lo animó a empezar su propio restaurante, acompañado de su esposa Lety García.
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Entonces decidieron emprender. Se organizaron, compraron insumos y decidieron abrir el viernes 20 de marzo del 2020 en la cochera de la casa donde vivían. Ese día esperaban a amigos y familiares por montón.
Mientras ellos trabajaban arduamente preparándose, por los distintos medios de comunicación el gobernador Enrique Alfaro hacía un anuncio: Quedarse en casa por los primeros cinco días."Jalisco necesita que de aquí al miércoles (25 de marzo de 2020) no salgamos de nuestras casas si no es para lo estrictamente necesario”, dijo en su momento el gobernador.
Solo llegaron unos cuantos a la inauguración del Nintai en la colonia Tabachines de Zapopan.
Los cinco días se convirtieron en semanas, luego en meses y la pandemia ya llega a dos años en Jalisco.
El negocio de Ramón y Lety también prolongó su existencia, creciendo poco a poco, desde la cochera para todo el municipio de Zapopan y con ventas cuatro veces más altas que las registradas en sus inicios.
“No tenía de otra, porque tenía tres meses sin trabajar y necesitaba empezar a generar, ya tenía todo listo para abrir y con todo y pena y con la bendición de Dios abrimos precisamente el fin de semana que todo se paró”, explicó Ramón.
Tras dos años en los que ha enfrentado de todo, incluyendo la pérdida de su padre precisamente a causa del coronavirus, el joven sigue animado y agradecido con la vida porque su negocio avanza y es el sustento para su familia, que en medio de la pandemia creció y ahora ya tiene cuatro integrantes, pues su hijo menor nació el año pasado.
“El 2020 para mucha gente fue desastroso y para nosotros, para mí en lo personal, fue de los mejores años de mi vida y como lección de vida me queda el apoyar siempre lo local, darle la oportunidad al negocio que va empezando, al que acaba de abrir, porque nadie sabe todo el esfuerzo que hay detrás y una compra puede hacer la diferencia en que puedan pagar la nómina, puedan seguir surtiendo y puedan seguir viviendo el sueño de tener un negocio”, destacó Ramón, que de pronto se encontró a su sushi compitiendo con otros y con diferentes restaurantes de comida rápida, en las calles.
El local vacío, pero los pedidos no cesaban y cuando planearon abrir un sushi, ni él, ni su esposa imaginaron ver el local vacío. Esperaban que los clientes llegaran a comer ahí, pero debido al confinamiento y la entrega a domicilio con un repartidor propio y mediante plataformas, se extendieron a otras partes de la ciudad y ahora la meta es abrir nuevas sucursales, lo que representaría más ganancias y satisfacciones para su persona, como lo fue el haber regalado sushis y diversos platillos del menú al personal de salud, cuando la pandemia y su negocio iniciaban.
“Se me hizo deplorable que personal de salud, enfermeros, doctores, estaban siendo atacados de manera absurda con cloro y demás, eso se me hizo muy, muy feo y quise darle la vuelta reconociendo un poquito su trabajo regalándoles la comida del día”, recordó el joven.
Esa acción, fue uno de los impulsores de su negocio, pues la gente comenzó a ubicarlo y a agradecer que recién iniciaba el sushi en medio de dificultades económicas e incertidumbre en el mundo y ellos habían decidido regalar comida a quienes estuvieron en la primera línea de batalla contra el Covid-19.
“Yo les veía las caras a las personas que venían por su comida y yo creo un 90% del personal de salud que vino quería pagar, siempre quisieron pagar y obviamente siempre se los negué, pero se les veía en su cara el agradecimiento por estarles reconociendo y si yo lo podía hacer y no me quitaba nada, lo volvería a hacer sin ningún problema, eso siento que más allá del boom que pudo haber tenido en el negocio, hizo sentirme bien conmigo mismo y retribuir un poquito a todas esas personas que pusieron en riesgo su vida por estar atendiéndonos a todos”.
Ramón y Lety en al menos dos ocasiones se inscribieron para recibir apoyos de gobierno, tanto municipal, como estatal, pero no fueron seleccionados por los programas de impulso y reactivación económica. Aún con eso, salieron adelante y siguen creciendo en su negocio y como familia, porque aseguran, “predominan las cosas buenas”.