Uno de los íconos en esta temporada es la flor de cempasúchil, identificada con el Día de Muertos y que se ha popularizado de manera tal que ya no solo forma parte de la decoración de altares.
En la actualidad la planta decora también jardines y es atractiva incluso para el turismo, logrando reunir a miles de personas en los campos de cultivo, como sucede al sur de la ciudad, a donde miles de visitantes llegan, muchos caracterizados de catrinas y catrines, para hacerse fotografías de temporada.
Adriana Moya forma parte de la familia encargada de Rancho San Juan Diego, un lugar que por cuarto año consecutivo lanzó el Festival del Cempasúchil, idea que surgió en medio de la pandemia por Covid-19 y que preocupó a campesinos de Tlajomulco, quienes por un momento creyeron que se quedarían con todo el cultivo para Día de Muertos.
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En medio de los campos pintados de color anaranjado llenos de cempasúchiles, recuerda esa experiencia y cómo gracias a la popular flor, ajustaron el giro al que se habían dedicado por décadas.
“Fue una necesidad de sobrevivencia. Somos un conjunto de familias que nos dedicamos a la floricultura 100% y hace cuatro años, 15 días antes del Día de Muertos se anunció el cierre de panteones, festivales, eventos culturales y los huertos ya estaban naranjas y tuvimos la necesidad de buscar cómo sacar la cosecha”.
Irónicamente, la flor con la que se rinde tributo a los difuntos revivió las esperanzas entre las familias campesinas, quienes invitaban a vivir la experiencia de caminar en medio de los huertos.
“Iniciamos con los recorridos diciéndole a la gente ‘ven, corta tu cempasúchil, estás al aire libre, vive la tradición en casa y pon tu altar y ahí nacieron los recorridos y somos familias que hemos aprendido a trabajar con el turismo, porque éramos familias agrícolas”.
Ahora en el rancho además del recorrido de alrededor de 30 minutos en medio de miles de plantas de cempasúchil, ofrecen también artesanías alusivas al día de muertos y algunos antojitos mexicanos, lo que ha encantado a sus visitantes.
Por supuesto que dentro del festival que se extenderá hasta el Día de Muertos hay también chocolate caliente y pan de muerto, así como algunas cervezas artesanales, ofreciéndole a sus visitantes la posibilidad de permanecer en el sitio por varias horas.
Un cementerio para las mascotas
Y como también es temporada de rendirle tributo a los lomitos y michis que se adelantaron en el camino, en el rancho tienen un espacio pensado para ellos y quienes asistan podrán dedicarle un pedacito del lugar a sus amigos de cuatro patas.
“El 27 de octubre dicta la tradición que llegan las mascotas a ver que el camino esté preparado para el alma de su antiguo amo y estamos listos para recibirlas y que puedan dejar su nombre, para que sepan que tienen un lugar a dónde llegar y dónde van a ser bienvenidas”.
Ese espacio que también forma parte del recorrido, lo dedicaron a tres perritas que en el último año perdieron en el rancho y por eso abrieron la posibilidad de que sus visitantes también recuerden y eternicen a sus mascotas.