“Alfajor bien fresquecito” dice una mujer mientras ofrece el tradicional dulce de coco pintado con un poco de color rosa, a cuanta persona pasa por el pasillo donde está su local, que por unos metros se salvó del incendio de hace unos días en el mercado San Juan de Dios.
Se dice afortunada porque puede seguir trabajando y el alfajor en un plato de unicel atrae a los clientes que pasan por el pasillo que fue la división entre los locales que siguen funcionando en su lugar original y los que se quemaron.
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Mientras ella ofrece el dulce de coco, a lo lejos se escuchan movimientos en la parte afectada de San Juan de Dios, pues hay personal al interior todavía removiendo escombros y limpiando, en tanto que por los pasillos camina personal de una compañía de telefonía e internet, pues hay locatarios a los que todavía no se les restablece el servicio.
En la explanada están los vendedores de comida que reubicaron porque sus locales se quemaron y “por fortuna” han recibido el apoyo de sus clientes, quienes desde temprano hacen pedidos en las fondas y muchas veces hasta piden para llevar a casa, algo que antes no pasaba.
“La gente se solidarizó con nosotros y ahora ademas por las vacaciones recibimos a los que son de aquí, pero también a muchos de fuera. Se siente feo ver a la gente grabando lo que se quemó o grabándonos a nosotros trabajando en la explanada, pero eso nos sirve para que la gente vea que nos estamos levantando”, explicó uno de los empleados de una menudería, que durante toda la mañana estuvo llena de clientes.
En el mercado, prácticamente todos los comerciantes tienen buen ánimo y como dice la vendedora de dulces típicos, “la vida es dulce, como los alfajores”, que le encantan a los turistas y esta es una buena temporada para reactivarse, por eso aprovecha el dulce para atraer más clientes a su local.