El sarape multicolor es una de las prendas que da identidad nacional. En la época de la Revolución Mexicana eran usados por los caudillos y trabajadores del campo; hay registro de que Emiliano Zapata y Francisco Villa también los usaban para cubrirse del frío.
Aunque mucho se comenta que el sarape es originario de Saltillo, Coahuila lo cierto es que nació en Teocaltiche, en los Altos Norte de Jalisco, en donde para hacer honor a esa prenda tradicional se elaboró el más grande del mundo, mide alrededor de 150 metros de largo por 1.30 metros de ancho. La pieza monumental recibió el título de Patrimonio municipal.
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Fue en ese municipio conocido como “La Cuna del Sarape”, en donde se comenzó a hacer sin color, como jorongos de lana, una prenda abrigadora. Con la llegada de los españoles, se comenzó a poner colores vivos. Luego se agregó hilo de algodón en la tela base donde se teje con acrilán. Pronto esos diseños multicolores se volvieron populares a nivel nacional e internacional.
La señora María Esther Díaz Lozano desde los 18 años se dedica a la fabricación de sarapes. Ella y sus 10 hermanos, fueron enseñados por su padre J. Jesús Díaz López, quien fue el primero en elaborarlos en esa localidad. De toda su familia es la única que mantiene la pasión por ese oficio, al que le ha entregado su vida.
“Desde que teníamos edad de trabajar, ya en la secundaria, mis hermanos iban a estudiar y luego ya trabajaban en el telar. Me fui a trabajar a otra parte y mi papá me dijo, ‘mejor ponte a trabajar aquí’ y por eso me tardé más en empezar”.
Actualmente cuida a su mamá por lo que solamente llega a producir uno cada tres días, porque el proceso es a mano y tardado. Los hace y después los lleva a una tienda del municipio para su comercialización. Años atrás hacia uno al día, ella misma los vendía; llegó a recibir pedidos y enviar hasta Estados Unidos al igual que su papá.
Recuerda que en 1950 la producción era mucho mayor, su padre tenía cinco telares con los que se tejían cinco al día, sin embargo al paso de los años la producción cayó.
Carla Cecilia Muñoz Anda, quien es diseñadora de modas de ese municipio y quien ha participado en proyectos relacionados con esa vestimenta, considera que ahora más que usarse como prenda de vestir, se utiliza como pieza decorativa en viviendas y restaurantes. Además son los extranjeros, los que los compran.
Considera que también influyó que ahora hay una mayor variedad de prendas abrigadoras y la industria de la moda ha ganado terreno.
Hay diferencias notorias
Asegura Carla, que existen diferencias marcadas entre los sarapes de Teocaltiche y los de Saltillo, principalmente en los colores.
“El sarape como lo conocemos es la variación, la degradación de colores, la cantidad de tonos que manejan. Le llaman estilo Saltillo pero es por el colorido, le llaman sombras que le van metiendo, esa es la diferencia”.
El más grande del mundo
Al ser una indumentaria de orgullo cultural y tradición teocaltichense, desde el Gobierno municipal se impulsó un proyecto para fabricar el sarape más grande el mundo. La señora Esther fue invitada a participar y gustosa aceptó.
"Me tuve que llevar mi telar a una casa que ellos tenían y estuve trabajando dos años y medio, de 8 a 3 de la tarde, de lunes a viernes. Una vez que lo concluí, lo exhibieron. Todavía no pasaba muy bien la pandemia, por eso no le hicieron tanta publicidad para que no se aglomerara mucha gente".
El proceso muy tardado, además de que necesitó de la ayuda de Carla Cecilia Muñoz, ya que llega un momento en que el telar ya no permite continuar y ella fue la encargada de unir de manera manual los fragmentos de entre seis y ocho metros, hilo por hilo.
Fue el 27 de febrero de 2021 cuando se expuso por calles de la localidad. En ese entonces medía 119 metros, pero tras la exposición Esther tejió otro tramo de casi 30 metros, sin embargo ya no se volvió a extender para medirlo.
Luego de eso representantes de la población, otorgaron a ambas mujeres una placa en la que se inmortalizó su trabajo artesanal. Esta fue colocada en el exterior de la casa en donde se elaboró el primer sarape.
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Actualmente se encuentra enrollado en una funda especial y en resguardo del Gobierno municipal.
A Esther le gustaría que su trabajo no quedara “arrumbado” sino que se concretara lo que desde un principio se pensó, que fuera exhibido fuera del municipio, para que sea admirado y reconocido como prenda de orgullo del pueblo de Teocaltiche.