Tiempo de inclinarse por un catolicismo caritativo hacia quienes menos tienen: Cardenal

Robles Ortega refirió que quien acude a misa debe sentirse comprometido con el hermano principalmente el que más carece, más sufre y más necesita.

 Víctor Chávez I El Occidental

  · domingo 19 de abril de 2020

Foto: Francisco Rodríguez

El cardenal José Francisco Robles Ortega hizo un llamado dentro de la homilía de este domingo a repensar la participación de los católicos en la celebración del domingo y repensar la caridad, para dar a quienes menos necesitan.

Dijo que “a la inmensa mayoría de los cristianos que están habituados a participar en la misa dominical y muchos en la misa entre semana, están sufriendo porque no pueden, en estas circunstancias, no pueden reunirse en su parroquia, en su templo, no pueden compartir con los hermanos la alegría de creer y celebrar la presencia de Jesús resucitado”.

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Indicó que “es tiempo de valorar y repensar la forma en cómo hemos vivido nosotros el domingo y la eucaristía entre semana ¿acaso no se nos ha hecho una rutina?, acaso no se nos ha hecho un rito vacío de significado ni compromiso para la vida?

Reiteró ante los feligreses que “tenemos la oportunidad de revalorar la celebración del domingo y “darle a nuestra celebración todo el significado desde sus orígenes”.

Comentó que “no podemos celebrar el domingo y después declararnos indiferentes ante las necesidades de los hermanos”.

Refirió que quien acude a misa debe sentirse comprometido con el hermano principalmente el que más carece, más sufre y más necesita.

Se trata, dijo, que la ceremonia de domingo y su sentido, que podrá ser un acto íntimo que “nos de mucha paz”, pero a la vez “no nos compromete a cambiar la situación que vivimos muchos hermanos y hermanas”.

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Hay que ver el lado positivo, reiteró, de este escenario “y repensar nuestra participación, para depurarla y corregir todo lo que tengamos que corregir”.

Destacó el compromiso de la caridad donde antes llegaban las personas a vender algunas de sus propiedades para compartir los frutos con quienes menos tienen. “Así está presente desde el encuentro con Jesucristo resucitado, “que ha sido misericordioso con nosotros”.

“Esta amenaza a nuestra vida, nos tiene que llevar a reconciliarnos con Dios, pero también a reconciliarnos entre nosotros mismos y comportamos como una verdadera familia, como una verdadera comunidad”, terminó.