Swingers, donde el sexo invade a todos

Club en la Perla Tapatía en el que el arte de romper barreras sociales, emocionales y psicológicas se da en la forma más segura y consensuada posible

Víctor Ramírez

  · miércoles 13 de febrero de 2019

Una de las salas donde el asistente empieza a ambientarse. Foto: Cortesía

El amor desde tiempos de los primeros pobladores del mundo se manifestó de múltiples formas, según la era ha sido considerado “pecaminoso”, sensual, erótico, cachondo, directo, de forma individual, afectiva, de pareja o grupal; así la sexualidad cada quien la manifiesta como más seguro se siente y hay quienes disfrutan de ver a sus parejas interactuar con otras, tal como sucede en la comunidad swinger en donde todo lo que sucede en el cuarto obscuro o en glory hole se queda ahí, en la noche ya que “las cosas del amor son de la noche”, dice la canción de “Kumbala”.

El bar SW Club Guadalajara es un lugar de mente abierta en donde uno puede venir solo (single) o con su pareja (swinger) para disfrutar de un ambiente de respeto, seguridad y también por el morbo, “porque aquí suceden cosas que normalmente no verías en un bar común y corriente, así que no estás obligado a participar del ambiente ni ser swinger para participar, pasar una excelente velada con tu pareja con shows de strippers, bailarinas exóticas y travestis, claro ver lo que sucede en el cuarto obscuro sin necesidad de participar”, señaló Alex, gerente del lugar.

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Al ingresar por primera vez, hay poca iluminación, así los sentidos se van abriendo lentamente, al tiempo que el corazón se acelera por la inquietud de saber qué sucede, qué sorpresas prepara este mítico lugar al que muchos quieren entrar pero no todos llegan y este 14 de febrero esperan tener muchos participantes por ser un día especial.

Alex es la primera persona con la cual se interactúa ya que es quien recibe a todos, explicó que la idea de impulsar un club con el concepto de bar surge “a partir de que la comunidad tenía una necesidad muy grande de experimentar algo que se da en la cama, es decir uno está con su pareja y de repente viene la fantasía de estar con otra mujer, con otras parejas, con un hombre más, es decir, es la fantasía que empieza en la intimidad de la cama, de ahí surge la necesidad de que no sólo es un pareja, sino que son dos, tres, 10 y otros tantos”.

Y sí, para poder pertenecer a la comunidad hay un código de ética y se sintetiza así: “No es no, no quiero participar, te respeto y me respetas, no puedo insistir con el ‘ándale para qué vienes si no vas a participar’; no es no, esa es la regla de oro del ambiente swinger, la otra es siempre respetar el acuerdo en hacer algo”.

Es tan respetada esta máxima que si alguien se pasa de copas y la rompe, de inmediato se interviene porque el club “no permite el estado de ebriedad, ni drogas, ni violencia, somos un club social privado en donde nos reservamos el derecho de admisión y la gente no viene realmente a emborracharse”, van para vivir la sexualidad ya sea observando o participando en alguna dinámica.

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Mientras le explica a los nuevos las característica del lugar y de los cuartos, afuera en la pista el ambiente se empieza a calentar, a subir de tono, las bebidas y comida comienzan a salir de la barra y la cocina para que los asistentes entren en ambiente y los curiosos, que son casi el 50% de los que acuden, voltean de un lado a otro desde su lugar, los que son singles no se pueden mover ni tratar de interactuar, lo cual sólo se logra si una pareja o una mujer sola los llama porque les gustó.

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En la pista, es el único lugar iluminado por el show de los stripper, las bailarinas exóticas que se mueven en torno al tubo, los travestis que realizan rutinas de chistes con un tono subido, que invitan a los solteros o a las mujeres que festejan algo para ser parte de su espectáculo y hasta uno que otro consejo jocoso dan con música de fondo, al fin que la intención es tener una explosión de placer colectiva, según el tema que se elija para la noche, ya sea de enfermera, antifaces, lencería, camisones, militares, la imaginación es amplia.

Para acabar de romper el hielo de la primera vez o de la parejas que ya se conocen, las luces del bar se apagan y sólo quedan a medio tono las luces neón que anteceden a la pasión con el baile de los disfraces en donde todas las parejas interactúan y se intercambian cada cierto tiempo para conocerse, tocarse, calentar el ambiente, olerse, todo está permitido, lo único que no se puede hacer es besar en la boca ni tocar en la entrepierna, pero los abrazos, las caricias y los roces sí.

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Así el sudor de la piel se mezcla entre todos, y “en la pista una pareja se vuelve a enamorar” pero también en las mesas, en las salitas, en los cuartos, en los pasillos en todos lados, todos al ritmo de la música.

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