El gobernador de Jalisco, Jorge Aristóteles Sandoval, da una pista respecto a ¿En Dónde nos Perdimos?, su libro, que lejos de ser una autoconfesión se trata de un manual de transformación urbana que, de acuerdo a ONU Hábitat, podría convertirse hasta en un legado sobre lo que debemos y que no debemos hacer para que Guadalajara retome su rumbo y son los metros o trenes ligeros, crecimiento vertical y en torno a las rutas de transporte, un no rotundo a los cotos y al aislamiento.
Dijo que “con lo que construimos de calles podemos hacer una carretera de aquí a Alaska y con el mantenimiento de las mismas pudiéramos haber construido 14 líneas del metro”.
“Es una visión a largo plazo, una visión sustentable y colectiva”, refiere Eduardo López Moreno, director de investigación y construcción de capacidades ONU Hábitat, que junto con el periodista Diego Petersen realizaron la presentación.
La presentación se dio en un auditorio lleno al límite, donde destacaban el exgobernador Guillermo Cosío Vidaurri, que con esfuerzo llegó hasta ahí, pero también -y en forma sorpresiva- su antecesor directo, Emilio González Márquez, a quien incluso acusó de corrupción y hoy era un oyente más.
Los presidentes municipales de Guadalajara, Ismael del Toro, y Pablo Lemus, de Zapopan, ambos de Movimiento Ciudadano, también estuvieron ahí, escuchando atentamente de un escenario de los que ellos forman parte, al gobernar la mayor parte de ese territorio.
Raúl Padilla López, presidente de la FIL, le dio la bienvenida y de paso agradeció su respaldo todo este tiempo para que la feria se llevará a cabo.
Destacó la riqueza del contenido de la obra debido a su experiencia desde la gestión y administración gubernamental del Área Metropolitana de Guadalajara. “Esta obra será de todo nuestro interés y traerá valiosos aportes al permanente trabajo por tener un mejor entorno urbano”.
UNA CIUDAD QUE LA PERDIMOS EN LA ETAPA DE MODERNIZACIÓN
El representante de la ONU dijo que la equivocación vino cuando creímos que la ciudad sólo podía ser transporte, grandes avenidas y espacios de “shoping”.
“Perdimos un camino, se rompió una visión con lo público y en esa transición de la modernidad la ciudad se multiplicó, y este libro nos presenta esta visión de la ciudad desparramada, no planeada, con grandes costos sociales, económicos y de energía, y el problema fundamental de la periferia cinco veces alejada del centro genera siempre un rompimiento social”, sentenció Eduardo López, de ONU Hábitat.
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Además hubo presiones del capital y de otros poderes fácticos, señala Eduardo López, que bien pudieran dar para una segunda parte del libro. Este primer documento, por principio, “es un legado para la ciudad”, el inicio de un debate político que presenta una serie de acciones con el transporte, vivienda y planeación, suscritas todas ellas en lo que ONU Hábitat llama la nueva agenda urbana.
LO QUE PERDIÓ LA CIUDAD
Aristóteles Sandoval, por su parte, reaccionó con sorpresa al encontrarse un auditorio lleno, bromeó con el nombre: “No es una confesión”, y aseguró que es un documento conformado por “un grupo de amigos y amigas que nos vienen trabajando desde el Ayuntamiento”.
Recordó el debate entre el Macrobús y el Tren Ligero con el exgobernador Emilio González Márquez. Sobre eso Aristóteles Sandoval expresó: “Creo que los metros y los trenes son parte de la modernidad de una urbe, de una ciudad, y esto es lo que se nos exige”.
El Gobernador de Jalisco, que se encuentra a escasos siete días de dejar la gubernatura, recordó cómo se llegó a tener la visión de Guadalajara como “un rancho grande que representaba en realidad a una ciudad ordenada, donde había convivencia, movilidad, los espacios públicos eran las grandes plazas y parques, los clubes”.
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El titular del Ejecutivo estatal reconoció en tres gobernadores como Agustín Yáñez, José de Jesús González Gallo y Juan Gil Preciado, quienes mucho tuvieron que ver en tener una ciudad, antes de los setentas, perfectamente planeada.
Sin embargo, los modelos no se siguieron, por ejemplo los tranvías que ya estaban delineados. “Hacías del centro a Tlaquepaque, 15 minutos en tranvía y se usaba la bicicleta y otras formas de transporte”, añadió.
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“Omitir el ámbito del interés público nos llevó a generar una ciudad improvisada y ¿donde comenzó esto?: Cuando le cedimos la cancha al uso del vehículo particular. Cuando construimos Plaza del Sol en 1969 y luego los grandes fraccionamientos en Tlajomulco, como Santa Anita, Rancho Contento, porque entonces la aspiración de quienes tenían dinero ya no era tener un jardín público sino uno privado”. Además se tenían dos o hasta tres vehículos.
Comentó que por ejemplo si se aprovecharon los corredores como el del trolebús a todo lo largo de Federalismo, con trolebuses 1952, que luego se convirtió el paso para la Línea 1 del tren ligero y así varios ejemplos, hasta que de pronto esos proyectos se dejaron de realizar y en cambio se le dio el espacio al vehículo.
En 1982 la ciudad tenía 180 kilómetros cuadrados y se decía que al 2000 con cinco millones de habitantes iba a crecer otros 90 kilómetros cuadrados, pero “dónde nos perdimos que llegamos a más de 600 kilómetros cuadrados, pero además de eso la deforestación donde se destruyeron equivalentes a 80 bosques los Colomos y nos acabamos el suelo agrícola. Hoy tenemos de inundación y otros problemas de resilencia que tenemos que resolver”.
La gente dura más tiempo en coche, deja de ver su familia, se generan las condiciones de inseguridad, abandono y divorcio.
Dijo que “con lo que construimos de calles podemos hacer una carretera de aquí a Alaska y con el mantenimiento de las mismas pudiéramos haber construido 14 líneas del metro”, comentó.
QUÉ HACER
El gobernador Jorge Aristóteles Sandoval comentó que el análisis da como resultado las respuestas y hay que aplicar la innovación social, “haciéndonos dignos de lo público”.
Gobernanza.- Debe hacerse con los distintos actores y sociedad civil, reconociendo a través del debate, que ciudad queremos tener, no habrá condiciones para lograr la transformación.
El orgullo de lo público, que sea de todos. No como sucede actualmente, que está abandonado y en poder del crimen organizado.