Al iniciar la administración el Gobernador Enrique Alfaro Ramírez, el primer acto y promesa fue en los límites de los municipios de El Salto y Juanacatlán, precisamente divididos por el Río Santiago, el más contaminado de México y el cual dijo sería saneado en su totalidad y se eliminaría de inicio todo el lirio que lo cubría.
A dos años y medio de ese acto en medio de los olores fétidos emitidos por el propio río y una brisa de agua que volaba desde la llamada cascada del jabón, Alfaro Ramírez, dijo que trabajaría con todas las asociaciones y este río sería el más limpio de Estado.
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A dos años de ese espectáculo “negro” las cosas no han cambiado mucho, en un recorrido hecho por la zona se pudo observar cómo los habitantes de ambos municipios cruzan el puente ya sea en auto, moto, bicicleta o caminando en medio de esa contaminación, muchos de ellos ya sin usar el cubrebocas y respirando el aire contaminado o recibiendo las gotas de aguas que lleva la brisa que se genera con la caída del agua en la cascada.
Desde lejos se puede ver cómo el río genera la tan famosa y conocida espuma de jabón, esa que se ve en las lavadoras cuando están en funcionamiento, pero también se ve una tenue neblina que al acercarse uno se da cuenta que no es otra cosa que el agua de la brisa.
Habitantes de esta zona señalan que tiene más de un mes que la maquinaria que se llevó a la zona para limpiar el lirio, el cual por cierto llega hasta un metro de alto, no opera y está ahí parada en una de las orillas, y se puede ver el lirio acumulado que empezaba a sacar ya en proceso de secarse, la ropa del trabajador colgada en el interior de la maquinaria y la basura acumulándose.
Explican que el mal olor, ese característico al azufre o mejor conocido a “huevo podrido”, no se quita y como ya tienen varios años viviendo en esos municipios se han acostumbrado, algunos de ellos señalan que no se han enfermado, pero esperan que se cumpla la palabra del Gobernador de ahora sí limpiar este río.
Dicen que cuando llueve es cuando más se tiene la percepción del olor de la contaminación y desaparecen los mosquitos, ya que en esa zona había plagas de mosquitos y poco a poco se han eliminado, reconocen.
Desde cualquier sitio que se camine sobre el puente o en el “mirador turístico” la contaminación del río se aprecia, desde la parte alta se observa cómo se genera la espuma que una vez que llega de nuevo a la parte calmada del río comienza a desplazarse poco a poco, la zona baja de la cascada es un área blanca que simula ser nieve o hielo, pero no, es el producto de la contaminación.
El mirador parece ser que no se le da una “manita de gato” desde ese día en la visita del mandatario, los barandales están totalmente oxidados, la poca pintura blanca que se le puso ya está “levantada”, algunas partes comienzan a podrirse y se cayeron, la maleza que lo rodea comienza a reclamar su espacio ganado por el cemento y el pavimento.
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