Sin descanso y sin tregua, al Covid-19 personal médico en el Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS) aplica las pruebas para detectar el virus que ha provocado miles de contagios y muertes.
De forma organizada, rápida, atentos, amables, desde personal de seguridad apostado en el ingreso de la puerta 13, seguido por personal que checa que vaya pegado el número de folio en el parabrisas o por la parte interna del auto y la identificación oficial.
Cotejan que el nombre vaya en el listado de nombres que tienen, tras hacerlo ponen con un marcador una letra y así vamos avanzando y conforme lo hacemos, sin bajar ventanas, con cubre bocas todo el tiempo aún dentro del automóvil porque así lo establece el requisito. El personal con el blindaje que le da el traje y el equipo como guantes, cubrebocas, goggles, careta y gorro.
Nos indican el lugar en que nos ubiquemos con el auto, quien nos toma la muestra checa primero el nombre con la lista que tiene otro equipo de personas que están ahí. Se dirige a nosotros y nos pregunta si existe algún problema de tabique desviado por aquello que pueda ocasionar dolor la introducción del isopo.
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Primero nos dice que bajemos el cubrebocas, inclina la cabeza e introduce en la garganta el isopo, nos indica que cubramos de nuevo la boca y enseguida introduce el isopo por una de las fosas nasales de forma profunda y con mucho cuidado, lo hace de forma rápida.
Uno llega al examen para confirmar si eres positivo a Covid-19.
En mi caso es casi para confirmar, ya que una semana atrás fueron los que caracteriza esta terrible enfermedad.
En lo personal me atacó primero los ojos como conjuntivitis, es fecha que aún sigo con la molestia como dicen como "terregosos" provocando el parpadeo constante y las lagañas que lo acompañan. También fue dolor constante de los oídos. Temperatura el cuarto y quinto día de la presentación de síntomas. Congestión nasal, resequedad, que se recrudecía en las noches y entraba el miedo de lo que tanto te dicen cuida tu respiración, tu oxigenación que no baje de 89. En las noches el estar pendiente de cómo respiraba y estar midiendo mi oxigenación no faltaba. El olfato lo perdí en el octavo día. El sentido del gusto y el apetito fueron de los primeros días y aumentó en el quinto, sexto y octavo día.
La resequedad en garganta propició una necesidad de estar tomando agua a partir del sexto día.
El médico me hizo mucho hincapié tomar vitamina C y D y medirme el oxígeno (con el oxímetro), afortunadamente he estado 92/93, sin embargo hay quienes sus mediciones fueron de 72, 73 muy por abajo con mucha dificultad para respirar o con temperaturas de 38.5.
Escuchar al médico decir "¡vas bien, síguete cuidando! Se valora mucho, porque tienes momentos en que piensas ¿y si no la libro? O hay quienes conoces que no la libraron.
El examen es tener la certeza de lo que tengo, pero también para seguirme cuidando, cuidar a los demás de no contagiarlos.
#QuédateEnCasa