El Sistema Intermunicipal de Agua Potable y Alcantarillado atiende cada tres horas un hundimiento o un socavón en las calles de la Zona Metropolitana de Guadalajara, muchos de ellos a lo largo de los 8 mil 589 kilómetros de colectores que tiene, todo resultado de una tubería vieja, rebasada, entre 30 y 80 años de antigüedad y un subsuelo inestable, además de constantes movimientos telúricos.
Año con año el Siapa enfrenta este tipo de situaciones. Un trabajador, que pidió no citar su nombre, dijo “la tubería revienta, los colectores viejos dan de sí y se nos viene el agua, ella busca su camino y lo malo es que no lo vemos, va por debajo de centímetros de cemento o asfalto, nos damos cuenta cuando ya se hundió, se quebró o pasó un camión pesado por ahí y se hundió”.
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Cubren los socavones más pequeños "nosotros llegamos a arreglar la tubería, el drenaje, el colector, la conexión, pero son constructoras las que son contratadas para entrarle al trabajo pesado, a, rellenar, compactar, colocar el cemento hidráulico y dar los terminados finales".
Para el experto Arturo Gleason se debe implementar un sistema digital de control de aguas subterráneas y superficiales que permita tener un mejor conocimiento del flujo de las corrientes de agua, tanto subterráneas como superficiales. Reconoce que una limitante es su alto costo. “En una imagen en 3D, cómo va fluyendo el agua tanto por abajo como por arriba y determinar los puntos de conflicto para ver qué hacemos con esos flujos subterráneos y superficiales y evitar los socavones, y que nos pudieran indicar en dónde se están con mayor alarma presentando. Pues esto es un equipo que debe rondar para las 100 mil hectáreas entre unos 5 mil a 100 mil millones de pesos aproximadamente".
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