Uno de los monumentos más emblemáticos del centro tapatío es la Rotonda de las y los Jaliscienses Ilustres, donde están los personajes que han destacado en la historia del estado, pero en muchos de los casos, su nombre apenas se alcanza a leer y en otros, ante la falta de letras que se han caído o alguien las ha quitado, su nombre o aporte a la entidad es incomprensible.
Uno de ellos es José Guadalupe Zuno “político, maestro, pintor, escritor, pensador humanista”, que vivió de 1891 a 1980, según refieren las letras doradas colocadas en el pedestal donde está la estatua del también fundador de la Universidad de Guadalajara.
En el caso de José Guadalupe Zuno, hacen falta las letras J, O, S, E para formar el nombre de José, está la G mayúscula de Guadalupe y la Z, U y O, peso hace falta la N, para completar su apellido.
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Sin embargo, en el caso del arquitecto Luis Barragán no se distingue su nombre, pues de las doce letras que deberían estar colocadas para comprender que se trata del arquitecto mexicano más destacado a nivel mundial, apenas hay cuatro, que son la S de Luis y una A, una G una N de Barragán.
Así, al pasar por el monumento, ubicado frente a la puerta del Museo Regional, solo quienes tienen conocimiento de la obra del único mexicano que ha ganado el premio Pritzker, pueden saber que se trata de Luis Barragán, lo que resulta irónico, pues a unos pasos de su estatua cuyo nombre de identificación es incomprensible, se encuentra el Paseo Alcalde, donde irónicamente el gobierno municipal pretende hacer un monumento en memoria del arquitecto tapatío.
Otros de los personajes ilustres que también carecen de varias letras en sus nombres para identificación, son el pintor y muralista Gabriel Flores García; el sabio y benefactor, Agustín De la Rosa; el ingeniero, Jorge Matute Remus; la pintora, María Izquierdo y el obispo y benefactor, Fray Antonio Alcalde.