En su punto más alto el sol ilumina aquella solitaria calle en la que sobresale una peculiar estructura que, con música católica, tiene sus puertas abiertas para los devotos y curiosos por igual. A las afueras están dos mujeres que venden flores a quien desee dejar una ofrenda, mientras que por dentro un señor hace las labores de limpieza para tener en las mejores condiciones el templo de la Santa Muerte, ubicado en Tlaquepaque.
Pese a que se vislumbra un día tranquilo, ya que los domingos es cuando la concurrencia sobresale, conforme avanzan los minutos las personas van y vienen casi en un mismo sentido; llegan, compran una veladora que encienden y dejan en el altar, se quedan unos minutos a orar y después se retiran como llegaron, en completo silencio.
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Los estigmas en torno a su creencia hace que la desconfianza se asiente en muchos de ellos, optando por una postura más reservada al momento de explayarse con otras personas sobre el tema, sin embargo, Carlos no tiene inconveniente en platicar cómo por ejemplo tiene 15 años como devoto a la Santa Muerte, a quien conoció por un tercero en Mexicali cuando -a sus 25 años- buscaba cruzar de manera ilegal a Estados Unidos.
"Pedí por pasar y ya estando allá igual me vi en otra situación complicada y le pedí que si esto no era para mí me diera esta señal y así fue y me regresé a México. Pero estando aquí he tenido dos cirugías donde me he visto complicado en cuestión económica. También recuerdo que con un familiar que tenía, estaba por fallecer, y pedí que me la dejara unos años más y sí, entonces, cualquier cosa que le pidas, con devoción te la cumple".
Con veladora de siete colores en mano -para abrir caminos-, relata que hay mucho desconocimiento y morbo de las personas con respecto a esto, no obstante, reconoce que si bien para nada tiene que ver con el satanismo, hay personas que también rezan por cuestiones negativas.
"Es como una iglesia que está abierta para todos. Hay gente buena, mala, en todos lados va a haber, pero también se dice que la persona que se enfoque a cosas negativas, de la misma manera se lo regresa. Tú pides algo negativo, si esperas que le vaya mal a una persona, pues igual te lo cumple, pero en su momento te lo va a regresar, finalmente es como el karma. Es un equilibrio".
Su creencia a la Santa Muerte no se contrapone a su catolicismo, pues pese a todo Dios está primero. Esto es compartido por muchos otros más quienes, junto a la comunidad que han creado, buscan reunirse una vez al mes o para el aniversario del templo (por noviembre) en donde realizan toda una verbena en la cuadra, como una forma de agradecimiento más.
Con demasiados mitos en torno a la figura, sus creyentes siguen fieles, y como prueba las docenas de fotografías o veladoras que le dejan en su altar, aunque tampoco faltan los dulces y sobre todo el coco, la manzana, la canela o el cigarro, pues es lo que -dicen- más le gusta a la Santa Muerte.
Es una contradicción
Para la Iglesia católica la adoración a la Santa Muerte nunca se ha visto con buenos ojos. Al respecto, el padre Antonio Gutiérrez Montaño, vocero del Arzobispado de Guadalajara, refiere que este no es un tema en el que pongan atención ya que hay otras problemáticas, aunque no deja de señalar la creencia como una contradicción.
"Refleja la ignorancia, la falta de formación en la fe, porque muchas de esas personas se bautizaron como católicos o con otras denominaciones cristianas. Si de verdad tuvieran una formación en sus creencias, sería contradictorio creer en un Dios vivo, en un Jesucristo vivo y al mismo tiempo estar creyendo en la Santa Muerte. Son conceptos diametralmente opuestos e incompatibles".
Si bien están conscientes de la prevalencia de esta devoción, considera que en Guadalajara o el estado en realidad no hay tanta presencia, ya que no es más que un "culto de superstición" que no refleja una religiosidad como ellos la viven o la proclaman.
Menciona que al final de todo quienes han optado por esta devoción es porque tienen la necesidad de creer en algo aunque, insistió, es una contradicción pues pensar en la muerte es pensar en nada, y rezarle por tanto es como rezarle a algo que no existe.
"Esta realidad nos llama la atención en el sentido para preguntarnos qué es lo que dejamos de hacer. Por qué en un católico especialmente puede surgir la posibilidad de vivir una contradicción como esa; quiere decir que algún vacío tienen, y alguna o muchas cosas hemos dejado de hacer para no llegar, para no ser suficientemente convincentes en lo que nosotros proclamamos, un Dios vivo".
Devoción es un culto marginal
Por su parte el académico de la Universidad de Guadalajara (UdeG), Fabián Acosta Rico, externó que el culto a la Santa Muerte está más presente en algunos lugares que otros, como Ciudad de México, y que regularmente quienes tienen devoción provienen de estratos sociales más bajos. Esto se ha visto reflejado, señaló, en filmes como 'Macario' o incluso 'El ahijado de la muerte'.
"En el culto a la Santa Muerte converge la pobreza. Se le pide que nos socorre, gente marginal, pepenadores, prostitutas, gente mendicante, le rinde a la 'huesudita'. (También) por el otro lado está el de los bravucones, los sicarios que también se encomiendan a ella, esperando salir bien librados, no ser abatidos o tener suerte a la hora de ir a cometer una fechoría", expresa el profesor de Filosofía del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH).
Orígenes desconocidos
En Guadalajara, recuerda, hubo un "boom" en cuanto a la proliferación de la Santa Muerte por allá de los años 90 y 2000. Habla de la presencia de un pequeño nicho en Tlaquepaque, aunque este es menor a comparación de otros lados en donde incluso se les ha atribuido el origen de esta devoción.
"Podemos decir que a lo mejor en lo particular, en la devoción personal, sí muchos sicarios, gente del bajo mundo, sí le rinden culto pero en lo personal, ya como tal iglesia, lugares donde haya santuarios son todavía escasos, aunque no así en la Ciudad de México en donde se han detectado capillas".
Relata que la Santa Muerte está asociada por muchos con la Virgen de Guadalupe -solo que descarnada-, aunque claro que no es la única versión, pues se especula que el culto data de la época prehispánica con Mictlantecuhtli, el dios azteca de la muerte, o incluso en Veracruz a principios del siglo XX.
A pesar de todo la creencia, añade, no está peleada con la religión católica que muchos profesan, pero sí reitera que aun con todo sigue siendo baja la adoración a la Santa Muerte, sobre todo en lugares como Guadalajara.
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"Yo pondría en entredicho qué tanta fidelidad católica hay de parte del tapatío en promedio. Te puedo decir que la mayoría de las personas que le rinden culto a la Santa Muerte lo toman como una advocación más entre muchas. En pocas palabras, muchos de los que la adoran no necesariamente están alejados de su catolicismo", agrega.