“Presidente, presidente”, se escuchó a coro cuando Ricardo Anaya, candidato presidencial de la coalición Por México al Frente (PAN, PRD y Movimiento Ciudadano), salió de un pequeño hotel a dos cuadras de la plaza principal de San Juan de los Lagos, en la Región Altos de Jalisco, una de las más panistas del país.
En poco más de cuarenta minutos, recorrió los puestos de artículos religiosos, donde además vendían cajeta, bisutería, ropa y calzado mexicano. Saludó a los comerciantes, se fotografió con algunos simpatizantes y llegó al templete, que lo esperaba frente a la puerta de la catedral de la Virgen de San Juan.
En la plaza, alrededor de dos mil personas, algunas de ellas originarias de Guadalajara que llegaron en autobuses, lo esperaron por casi dos horas bajo el sol. Durante la espera, las banderas blanquiazules sirvieron para hacerse algo de sombra. El maestro de ceremonia pedía que levantaran los ánimos, pero llegaron hasta que “Anaya presidente”, acompañado de candidatos jaliscienses llegó a la plaza, donde dieron la voz a personas de San Juan de los Lagos, que se quejaron de la escasez de agua, el bajo costo que le pagan la leche a los productores de la región, poniendo énfasis en la inseguridad.
Al tomar la palabra y decirse identificado con los habitantes de la región porque su abuelo era de Lagos de Moreno, un municipio alteño, se comprometió a atender esos temas, en un discurso corto que fue bien recibido por los asistentes, pero que sorprendió a los reporteros, al anunciar que todos los días a las 7 de la mañana, ofrecerá rueda de prensa.