Tras casi seis años de permanecer cerrada, debido a las afectaciones que sufrió por las obras de la Línea 3 del Tren Ligero, este jueves reabrió el Museo del Periodismo y Artes Gráficas de Guadalajara, también conocido como la Casa de los Perros.
Los trabajos de intervención se llevaron a cabo por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, en conjunto con el Instituto de Ingeniería de la Universidad Autónoma de México, supervisados por el Instituto Nacional de Antropología e Historia.
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Autoridades mencionaron que el encargado del museo será elegido mediante un consejo ciudadano, y que la planta baja del inmueble conservará todo el acervo cultural original, en tanto que en la segunda se tendrán exposiciones itinerantes.
Entre los trabajos de reforzamiento que se realizaron están la corrección y eliminación de fisuras y grietas en la planta baja; colocacion de geomalla y consolidación de grieta del muro exterior; inyección de socavón ubicado en el piso de la sala 2 e inyección de grietas del muro del mismo espacio; conexión del registro del inmueble al registro municipal; así como reposición de vidrios de la galería, de elementos de balaustre del remate del edificio y del piso de mármol fracturado.
También, y con la finalidad de darle una nueva cara a este espacio, se llevaron a cabo otras intervenciones como trabajos de carpintería y de iluminación, adecuación de galerías, remodelación de los baños y otros espacios, pintura en general y la restauración del portón principal, por mencionar algunos aspectos.
La casa está ubicada en el corazón de Guadalajara, sobre avenida Alcalde, y es conocida por ser el espacio en donde nació el Despertador Americano, el primer periódico independiente de América.
Su fachada es original de 1896, sin embargo, después de ser derribada -al menos una parte- para abrir la avenida, en 1950 fue reconstruida, y no fue sino hasta 1994 que se habilitó como museo.
Antes de llegar a ser la casona en posesión de don Jesús Flores Arreola, quien dio vida a la leyenda que se narra en las crónicas tapatías, el lugar fungió como la primera imprenta en Guadalajara en 1792, que posteriormente vio nacer al Despertador Americano, propuesto por Miguel Hidalgo por allá de 1810 cuando pasó por la ciudad.
La leyenda, por otro lado, nació a raíz de su propietario y su esposa, quienes prometieron rezar en cada aniversario luctuoso de quien muriera primero, lo que eventualmente dio origen a la historia de que quien lograra terminar un novenario a medianoche, en la tumba de don Jesús, acompañado de una veladora nada más, este se aparecería para revelar la ubicación exacta de las escrituras de La Casa de los Perros.
Los trabajos de ampliación y remodelación de la casa corrieron a manos del ingeniero Arnulfo Villaseñor, no obstante, se dice que fue doña Ana, la esposa de Flores Arreola, quien mandó traer las dos esculturas de perro desde New York, para colocarlas en lo alto de la casa, vigilando hacia el norte y sur.