Que no muera nuestra lengua: Diana Montoya

Salir de su casa en San Andrés Cohamiata le permitió estudiar una carrera y entender la grave discriminación en la ciudad

Víctor Ramírez

  · domingo 2 de junio de 2019

Foto: Cortesía Facebook

La desaparición de sus lenguas y costumbres son dos de los retos que deben de afrontar los integrantes de las diversas comunidades indígenas del país y Jalisco quienes se ven envueltos en la globalización del mundo y en la necesidad de integrarse al mundo moderno con una profesión certificada, señalo Diana Montoya Eligio, de la comunidad de San Andrés Cohamiata en el municipio de Mezquitic y abogada de la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Jalisco (CEDHJ).


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A esos temas se suma el relacionado a la discriminación a la que son sometidos todos los integrantes de las comunidades indígenas cada vez que llegan a una oficina pública para realizar un trámite o alguna diligencia ya que los siguen estereotipando por sus vestimentas y adornos que se ponen.

La abogada con pesar señala que dentro de sus comunidades no se dan cuenta que su lengua y tradiciones comienzan a extinguirse ya que entre ellos las fomentas pero “cuando sales de las comunidades es cuando te das cuenta de todo lo demás, sientes la discriminación por tu lengua y su vestimenta, nosotros que estudiamos nos damos cuenta de su extinción y por qué”, situación que los artesanos o los trabajadores domésticos no se dan cuenta.

Buscar oportunidades

La joven de 26 años narra que su salida de la comunidad fue por necesidad y fue un “proceso muy importante porque sí se ve y ahorita ya está más lo que es lo de las mujeres, antes independientemente el ir a buscar mejores oportunidades se limitaba mucho para las mujeres, sin embargo en su pueblo wirrarica todo lo que se hace para mejorar, primero se realiza una consulta, de avalar a través de las asambleas que se hacen las comunidades y en este caso las autoridades agrarias y de las comunidades vieron un proceso de cómo los jóvenes pueden tener mejores oportunidades”.

En su caso salió de su comunidad gracias a que se avaló un proyecto en donde diferentes jóvenes tuvieron que salir a estudiar para apoyar posteriormente a las comunidades con sus profesiones, dejando de lado los oficios tradicionales del cultivo del campo y otras actividades agrarias.

Buscar identidad

Ante este panorama ellos como gente con una carrera universitaria, dominan la cultura occidental y en este sentido independientemente de que haya migrado ya sea para vender artesanías, trabajar en casas y a estudiar una carrera profesional, pero eso no son obstáculos para olvidar su lengua y costumbres.

“Es una identidad e independientemente de vayas a donde vayas, no te puedes olvidar, la intención de venir aquí es para mejorar tu condición de vida” y para preservar la parte originaria de su cultura, “cada que pueden van y apoya a su familia, a los abuelos, pero dependiendo de la temporada se hacen las ofrendas, se ayuda a las actividades, es decir se ponen las fechas en las que se puede ir o en donde es necesario ir como familia”.


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Sin embargo sus esfuerzos por salir adelante, de llevar a cabo esa dualidad de superarse en un mundo globalizado pero en donde conservan sus tradiciones y lenguas, aún persiste la discriminación cada que acuden a un centro comercial, a un juzgado y llevan sus vestimentas tradicionales, al verlos de inmediato existe la discriminación y es difícil exterminarla.