/ lunes 23 de enero de 2023

Plaza Guadalajara: Abandonada, se resiste a desaparecer

Desde el primer año de funcionamiento la infraestructura evidenció la debilidad del subterráneo

El túnel comercial Plaza Guadalajara, ubicado en el subterráneo del corazón del Centro Histórico de la capital de Jalisco, se resiste a desaparecer.

La cotidianidad democrática lo deja en abandono sin un antiséptico para su reactivación. Han pasado 15 años y el subterráneo comercial ha puesto a prueba los proyectos para detonar la economía de cada administración municipal, pero ni los rezos ni alabanzas de un lugar que está enfrente como lo es la Catedral Metropolitana lo ha sacado del olvido.

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Desde el primer año de funcionamiento la infraestructura evidenció la debilidad del subterráneo: el olor a huevo podrido, filtraciones de agua, desprendimiento de enjarre, goteras e inundaciones, fue el pan nuestro de cada día para los 355 locatarios quienes poco a poco dejaron el espacio para regresar a la calle.

Hoy el subterráneo Plaza Guadalajara está cerrado, nadie sabe dónde están 195 comerciantes a quienes con bombo y platillo en el 2006 les dijeron que su vida cambiaría al dejar el comercio callejero, lo cual jamás ocurrió.

Con el paso del tiempo el subterráneo se volvió una pesadilla tanto para los vendedores como para las autoridades por las condiciones del lugar, aunque en la actualidad se busca dar un nuevo giro para atraer a los usuarios.

Otro espacio que se resiste a desaparecer es el Pasaje Morelos que está por cumplir 30 años y también está en agonía, cuenta con dos pasillos y 94 locales, dos ingresos a Plaza Guadalajara y una más que es el principal punto de conexión subterránea para ingresar y salir a la Línea 3 del Tren Ligero, estación Catedral y al propio subterráneo comercial. Entre el vaivén de la ciudad y el ruido por reactivar la economía el Pasaje va quedando en el olvido de las autoridades, deteriorándose cada vez más sin una aspirina para dar un mantenimiento integral.

El Pasaje va quedando en el olvido de las autoridades, deteriorándose cada vez más. Foto: David Tamayo | El Occidental

Aunque el Pasaje Morelos muestra firmeza por mantener la venta de las famosas jericallas y escamochas (cóctel de frutas), de los lonches, de los dulces tradicionales, de la venta de joyas en plata, de grabados y de reparación de relojes, la realidad es otra historia. Desde hace dos décadas nadie sabe la ubicación de estos comerciantes, algunos bajaron la cortina por las condiciones del lugar, la falta de promoción y de un proyecto que reactive la economía y vuelva a posicionarse.

Te puede interesar:

La tercera generación de comerciantes recuerda que sus papás iniciaron en el Pasaje ubicado en Juárez y 16 de septiembre, a partir de la inauguración de la Línea 2 del Tren Ligero. En 1995 fueron reubicados al Pasaje Morelos.

La historia en la primera década para ellos fue diferente a los locatarios del subterráneo comercial Plaza Guadalajara, la activación económica avanzó a pasos lentos a pesar de la devaluación del peso en 1994. Por los pasillos iba y venía gente para comprar en ese entonces joyas de oro y plata o bien arreglar los relojes tanto de dama como de caballero.

“Había mucho trabajo de joyería, reparaciones, hechuras de oro, como ahorita ya no puedes usar el oro y como aumentó su precio la gente prefirió vender sus cosas. Es muy poco el trabajo de joyería, ahorita lo que se está vendiendo mucho es la plata y la reparación de relojes”, menciona uno de los locatarios de compostura de relojes. Desde entonces con el pasar de los 365 días es poca la afluencia de visitantes: “Hemos estado en el abandono, con la entrada del tren sí nos ha ayudado bastante, la gente pasa pero ve, luego regresan, pero aun así está tranquilo”, indicó otro locatario de venta de joyas de plata.

El subterráneo comercial en general pareciera que está hechizado, ninguno ha prosperado, aunque el Pasaje Morelos se mantiene por las generaciones de familias que por las autoridades en turno.

“Lo que han puesto no ha funcionado para nada y nosotros aquí seguimos agonizando desde hace 30 años”.

La construcción de los locales vecinos y las obras realizadas a la intemperie de la Plaza y en el subterráneo para la Línea 3 del Tren Ligero han deteriorado el Pasaje Morelos y disminuido mucho la actividad económica de los pocos locatarios.

Foto. Ha disminuido mucho la actividad económica de los pocos locatarios. Foto. David Tamayo | El Occidental

Cuando sales de la oscuridad de los pasillos de la Línea 3 del Tren Ligero, te imaginas que ingresarás a un espacio luminoso, con grandes anuncios espectaculares, promocionando los corredores comerciales con ofertas y ventas de productos atractivos, sobre todo porque sales directo al corazón de Plaza Guadalajara.

Sin embargo, te encuentras con un espacio que a pesar de que sobrevive a los cambios sociales, culturales y económicos carece de mantenimiento general y de una política pública que resalte el lugar.

Esto te interesa:

El principal túnel comercial de la ciudad que cumplirá 481años de haber sido fundado, muestra un deterioro importante en su infraestructura; huele a caño, en tiempos de lluvias hay escurrimientos e incluso inundaciones.

Además, se siente que atraviesas por el túnel de la soledad, aunque de fondo se escucha algún tipo de música que pone algún vendedor del lugar.

Lo primero que vez al subir las escaleras es uno de los dos pasillos del Pasaje Morelos donde están los locales de compra de oro y plata, reparación de alhajas, joyería e instalación de pilas de relojes de mano y de pared con poca afluencia de clientes, la mayoría son personas adultas y que conocen el tradicional lugar.

“Yo vengo desde hace dos años a arreglar los relojes de casa, lo bueno que se sigue manteniendo, pero sí hace falta que las autoridades promocionen el lugar para evitar que desaparezca el pasaje, es una de las estampas de la ciudad y sería triste de que desapareciera”.

El túnel comercial Plaza Guadalajara, ubicado en el subterráneo del corazón del Centro Histórico de la capital de Jalisco, se resiste a desaparecer.

La cotidianidad democrática lo deja en abandono sin un antiséptico para su reactivación. Han pasado 15 años y el subterráneo comercial ha puesto a prueba los proyectos para detonar la economía de cada administración municipal, pero ni los rezos ni alabanzas de un lugar que está enfrente como lo es la Catedral Metropolitana lo ha sacado del olvido.

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Desde el primer año de funcionamiento la infraestructura evidenció la debilidad del subterráneo: el olor a huevo podrido, filtraciones de agua, desprendimiento de enjarre, goteras e inundaciones, fue el pan nuestro de cada día para los 355 locatarios quienes poco a poco dejaron el espacio para regresar a la calle.

Hoy el subterráneo Plaza Guadalajara está cerrado, nadie sabe dónde están 195 comerciantes a quienes con bombo y platillo en el 2006 les dijeron que su vida cambiaría al dejar el comercio callejero, lo cual jamás ocurrió.

Con el paso del tiempo el subterráneo se volvió una pesadilla tanto para los vendedores como para las autoridades por las condiciones del lugar, aunque en la actualidad se busca dar un nuevo giro para atraer a los usuarios.

Otro espacio que se resiste a desaparecer es el Pasaje Morelos que está por cumplir 30 años y también está en agonía, cuenta con dos pasillos y 94 locales, dos ingresos a Plaza Guadalajara y una más que es el principal punto de conexión subterránea para ingresar y salir a la Línea 3 del Tren Ligero, estación Catedral y al propio subterráneo comercial. Entre el vaivén de la ciudad y el ruido por reactivar la economía el Pasaje va quedando en el olvido de las autoridades, deteriorándose cada vez más sin una aspirina para dar un mantenimiento integral.

El Pasaje va quedando en el olvido de las autoridades, deteriorándose cada vez más. Foto: David Tamayo | El Occidental

Aunque el Pasaje Morelos muestra firmeza por mantener la venta de las famosas jericallas y escamochas (cóctel de frutas), de los lonches, de los dulces tradicionales, de la venta de joyas en plata, de grabados y de reparación de relojes, la realidad es otra historia. Desde hace dos décadas nadie sabe la ubicación de estos comerciantes, algunos bajaron la cortina por las condiciones del lugar, la falta de promoción y de un proyecto que reactive la economía y vuelva a posicionarse.

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La historia en la primera década para ellos fue diferente a los locatarios del subterráneo comercial Plaza Guadalajara, la activación económica avanzó a pasos lentos a pesar de la devaluación del peso en 1994. Por los pasillos iba y venía gente para comprar en ese entonces joyas de oro y plata o bien arreglar los relojes tanto de dama como de caballero.

“Había mucho trabajo de joyería, reparaciones, hechuras de oro, como ahorita ya no puedes usar el oro y como aumentó su precio la gente prefirió vender sus cosas. Es muy poco el trabajo de joyería, ahorita lo que se está vendiendo mucho es la plata y la reparación de relojes”, menciona uno de los locatarios de compostura de relojes. Desde entonces con el pasar de los 365 días es poca la afluencia de visitantes: “Hemos estado en el abandono, con la entrada del tren sí nos ha ayudado bastante, la gente pasa pero ve, luego regresan, pero aun así está tranquilo”, indicó otro locatario de venta de joyas de plata.

El subterráneo comercial en general pareciera que está hechizado, ninguno ha prosperado, aunque el Pasaje Morelos se mantiene por las generaciones de familias que por las autoridades en turno.

“Lo que han puesto no ha funcionado para nada y nosotros aquí seguimos agonizando desde hace 30 años”.

La construcción de los locales vecinos y las obras realizadas a la intemperie de la Plaza y en el subterráneo para la Línea 3 del Tren Ligero han deteriorado el Pasaje Morelos y disminuido mucho la actividad económica de los pocos locatarios.

Foto. Ha disminuido mucho la actividad económica de los pocos locatarios. Foto. David Tamayo | El Occidental

Cuando sales de la oscuridad de los pasillos de la Línea 3 del Tren Ligero, te imaginas que ingresarás a un espacio luminoso, con grandes anuncios espectaculares, promocionando los corredores comerciales con ofertas y ventas de productos atractivos, sobre todo porque sales directo al corazón de Plaza Guadalajara.

Sin embargo, te encuentras con un espacio que a pesar de que sobrevive a los cambios sociales, culturales y económicos carece de mantenimiento general y de una política pública que resalte el lugar.

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Además, se siente que atraviesas por el túnel de la soledad, aunque de fondo se escucha algún tipo de música que pone algún vendedor del lugar.

Lo primero que vez al subir las escaleras es uno de los dos pasillos del Pasaje Morelos donde están los locales de compra de oro y plata, reparación de alhajas, joyería e instalación de pilas de relojes de mano y de pared con poca afluencia de clientes, la mayoría son personas adultas y que conocen el tradicional lugar.

“Yo vengo desde hace dos años a arreglar los relojes de casa, lo bueno que se sigue manteniendo, pero sí hace falta que las autoridades promocionen el lugar para evitar que desaparezca el pasaje, es una de las estampas de la ciudad y sería triste de que desapareciera”.

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