Casi medio siglo tiene Francisco Martínez Reyes viviendo entre las artesanías, pues al pertenecer a la sexta generación de artesanos y ser descendencia del reconocido Pantaleón Panduro, a su corta edad aprendió al arte con barro.
Desde que amanece comienza a trabajar en su taller, donde también vive con su familia, a cuatro cuadras del Parián, en el centro de San Pedro Tlaquepaque, tierra de artesanos.
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Sentado en medio de anaqueles y repisas llenas de figuras de diversos tamaños, la mayoría hechas sobre pedido y casi todas pendientes de pintarse, platica cómo ha sido su oficio, del que dice estar enamorado y sentirse orgullo, pues los nacimientos que fabrica son bien valorados por algunos sectores, principalmente coleccionistas, incluso de otros países.
“Mi oficio me encanta, me gusta mucho y me gustaría que también mis hijos siguieran esta tradición, para que sigan las generaciones de mis ancestros”, explica mientras pinta una pieza especial.
Los nacimientos que Francisco hace son tradicionales, es decir, con el Niño Dios, la Virgen María, San José, un ángel, los tres Reyes Magos, dos pastores, dos borregos, un toro y una mula y algunos de ellos ya cruzaron la frontera norte y están en negociaciones para enviarse al Viejo Continente.
Además, en Ciudad de México, Guanajuato y Quintana Roo han valorado su trabajo y cada vez recibe más pedidos. “Me compra mucho coleccionista y casi siempre se los hago por pedido de ellos, con su idea de ellos y ahora estoy haciendo uno que se hacía en los años 40´s, ya desapareció y ese es para un coleccionista de México”, explicó el hombre.
En casa trabajando lo acompaña su esposa María de Jesús Peña Ibarra, originaria de Tijuana y con quien se casó hace dos décadas. Ella además de atender la casa y a sus tres hijos menores de edad, también adoptó la pasión por las artesanías y aunque afirma no haberse imaginado trabajando con barro, lleva diez años haciendo nacimientos.
Ella se ha especializado en los nacimientos modernistas, donde todas las figuras tienen cara “como de niño” y también ha tenido buena aceptación, por su peculiar estilo para pintar.
“Él tiene su estilo y yo tengo mi estilo y nos apoyamos, él me apoya en hacer moldes, yo lo apoyo con los envíos, si necesita que le ayude a pintar le ayudo a empezarlos a pintar… Desde que vi su trabajo me enamoró y una cosa va llevando a la otra, el tanto acompañarnos, el ayudarle y demás, empezó en mí ese gusto”, explicó la mujer, que se siente orgullosa por pertenecer a la familia de unos de los más reconocidos artesanos en el mundo.
Recientemente Mary, como la conocen en Tlaquepaque, recibió una llamada desde Washington, de donde encargaron un nacimiento modernista. “Me sentí muy importante cuando me hablaron de Washington para pedir nacimientos exclusivamente de los que yo hago”, dijo entre risas.
Mary y Francisco son padres de dos niñas y un joven de 17 años, Luis Francisco Martínez Peña, quien hace dos años ganó un concurso nacional como artesano infantil y aunque su intención es estudiar cine, por ahora colabora con el taller de sus padres.
“Está muy chida la experiencia, porque lo que tú te imaginas lo puedes hacer, si tienes ganas de hacer un león, un tigre, que es lo que yo más hago, con un toque muy personal”, dijo el joven artesano, quien además destacó el trabajo que sus hermanas menores realizan en casa, donde se respira talento y ganas de preservar la tradición de los nacimientos hechos con barro.