Un negocio familiar que comenzó hace casi 150 años en Guadalajara ha trascendido y ahora tiene clientes de prácticamente todo el mundo. Con orgullo desde la conocida Perla Tapatía Alejandro Avilés Rentería, propietario de Carruajes Montecristo, recuerda como aprendió el oficio heredado de su tatarabuelo y ahora ya va por la sexta generación con sus sobrinos también dedicados a la fabricación y restauración de carruajes.
Todos los días en su taller ubicado a dos cuadras del emblemático Panteón de Belén, en el corazón de la capital jalisciense, Alejandro, dos de sus primos, dos sobrinos y ocasionalmente su mamá y papá, así como su esposa y hasta su hijo de tres años, trabajan en su pasión que son los carruajes.
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Hay días en que se dedican a fabricar y otros en los que restauran los carruajes que desde distintas partes del mundo les envían confiando en su experiencia.
“Restauré un carruaje del abuelo de Vicente Fox, tuve un cliente que llegó con un tráiler lleno de herrajes antiguos y le hicimos siete carruajes y el carruaje más antiguo que hemos restaurado es de alrededor de 1860 que es de Casa Cuervo y dicen que se lo había vendido el presidente Benito Juárez al dueño de Cuervo y está en Tequila, lo tienen de exhibición”.
Con el nombre de Carruajes Montecristo están por cumplir 15 años, pero la familia Rentería comenzó antes de 1890 a fabricar carruajes y les han buscado desde Polonia porque les llama la atención que en una ciudad mexicana se hagan carruajes de manera tradicional a base de madera. Pero también han vendido carruajes a clientes en Inglaterra, España, Estados Unidos, Argentina, Colombia, Guatemala y Nicaragua, aunque cuando trabajó con sus tíos antes de independizarse recuerda a un cliente que de Puerto Rico encargó y pagó un carruaje para que ahí los transportaran al morir, pues tenía una enfermedad en fase terminal y por un problema en la familia Rentería el carruaje tardó en terminarse, lo que sumado a los trámites aduanales prolongó la entrega medio año más de lo acordado y “teníamos miedo de que cuando el carruaje llegara el señor ya hubiera fallecido y cuando llegó el carruaje, a los quince días murió y lo transportaron en su carruaje”.
Alejandro tiene 40 años y desde los 13 años empezó a trabajar en el taller de sus tíos y entre los carruajes que ha fabricado están cuatro utilizados en la película La Máscara del Zorro en 1998 con Antonio Banderas y Catherine ZetaJones, quien sale en la película a bordo de un carruaje hecho en Guadalajara.
Otro de los carruajes, uno negro fabricado en su taller, salió en la película El Baile de los 41 y ese mismo carruaje aparece en algunas escenas de la serie El Grito que Sacudió a México, publicada por Discovery; otro color hueso convertible trasladó a la Virgen de Zapopan en la última Romería.
“Un carruaje que le hicimos a un pariente que vivía en Estados Unidos paseó al entonces presidente Ronald Reagan en unos eventos en Texas. Un carruaje que fabriqué yo hace como cuatro años lo llegó a utilizar Clint Eastwood en eventos de su familia, según me dijeron”.
También Ángela Aguilar, Vicente Fernández, el director de la real academia de enganches en Andalucía España y el campeón de la carrera panamericana, Xavier Lamadrid han utilizado sus carruajes.