Hace seis años un grupo de amigos comenzó a elaborar percheros para instalar en las salas de urgencia de hospitales de Jalisco y ese programa ya se extendió a casi la mitad del territorio nacional. Se trata de los percheros comunitarios donde la frase es clara:
“si tienes frío toma uno, si quieres ayudar deja uno” y así la gente de corazón va y entrega sus prendas abrigadoras que ya no utiliza para que alguien que las requiere pueda tomarlas sin costo.
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Una de las iniciadoras es Renata Ramírez, integrante del colectivo ciudadano Proa 31 que en 2017 empezó a hacer los percheros comunitarios y ha visto el éxito del proyecto que sigue realizándose domingo a domingo en la cochera de una casa por la carretera a Chapala. Ahí llegan personas de todas las edades, principalmente jóvenes, algunos de ellos que recién salieron de centros de readaptación social y ahora ofrecen un servicio comunitario, así como adultos mayores, estudiantes, músicos, choferes y gente de todo tipo dispuesta a donar su mano de obra para hacer los percheros de madera, pintarlos e instalarlos.
“El alcance de esta herramienta de bondad, de solidaridad es muy grande. Nosotros no rellenamos los percheros, la misma gente lo hace y lo único que hacemos es proporcionarle de la comunidad a la comunidad una herramienta de solidaridad para que pueda apoyar”.
Emocionada por el trabajo que desde hace medio año empezaron para tener listo previo al inicio de la temporada invernal, recuerda que en 2017 hicieron 37 percheros y para este invierno habrá más de mil percheros en 15 estados del país, incluyendo escuelas y algunas oficinas de gobierno, además de hospitales.
Los casos de éxito
Si bien la colocación de esos famosos percheros rojos ya es un éxito, hay algunos casos que en particular les motivan para seguir trabajando, explicó Renata quien recordó que cada 25 de diciembre en la Cruz Verde Delgadillo Araujo en Guadalajara amanecen peluches con moño y en temporada de frío amanecen cobijas nuevas; mientras que en los percheros ubicados en algunas oficinas o empresas les motiva encontrar cada vez más prendas donadas por el personal de dichos sitios que son los encargados de adoptar el perchero. “Cada perchero tiene su dinámica, por ejemplo en el Hospital Civil nos damos cuenta que la gente toma del perchero durante la noche y ya cuando se van vuelven a colocar la prenda para que alguien más la utilice”.
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La primera vez que un perchero hecho en Guadalajara mediante donaciones salió del estado fue hasta Tecate, una ciudad en la frontera con Estados Unidos perteneciente al estado de Baja California de donde los buscaron al ver una publicación sobre su labor y a la fecha ya tienen presencia también en Aguascalientes, Colima, Guanajuato, Michoacán, Nayarit, Puebla, Quintana Roo, San Luis Potosí, Oaxaca, Chiapas, Veracruz, Estado de México y Ciudad de México.
¿Cómo se hace un perchero?
El costo de un perchero es de alrededor de 300 pesos y se hace en una tabla de madera de 60 centímetros por 90 centímetros que pintan de rojo con pintura de aceite y le colocan palitos del tamaño de un palo de escoba para que ahí cuelguen las prendas.
“Nosotros trabajamos todos los domingos a partir del mes de junio y hasta el último día de octubre y comenzamos instalar todo el mes de noviembre y cada domingo vienen voluntarios a trabajar en estaciones de trabajo; un día solo cortamos madera, otro día cortamos palitos y hacemos hoyos, otro domingo pegamos palitos y atornillamos, otro domingo fondeamos de rojo, otro domingo fondeamos de blanco”.