/ lunes 3 de abril de 2023

Pensando en voz alta: Eduardo Fierros: Siempre hay que ayudar a quien necesite

El empresario de la industria alimenticia Eduardo Fierros hace una pausa en todas sus actividades empresariales para llevar esperanza y cobijo a miles de zapopanos

“Mientras Dios te dé la oportunidad de poder servir y ayudar a los demás, siempre hay que hacerlo sin remilgos ya que la vida da muchas vueltas; hoy podemos comer, vivir, caminar, tener salud, mañana no lo sabemos”. Así inició nuestra charla con el empresario Eduardo Fierros que desde hace algunos ayeres figuró en la política jalisciense mismo que le sirvió para hacer muchos amigos y a la vez conocer de cerca a sus verdaderos enemigos, pero sobre todo aprender a vivir de cerca con las necesidades que la gente tiene en un municipio desigual como lo es Zapopan, donde por un lado puedes encontrarte con la elite en Andares o Puerta de Hierro, hasta ver una colonia marginada como lo es Valle de los Molinos, El Mirador, Puerta Colorada, entre otras.

Y es precisamente ahí donde el empresario de la industria alimenticia Eduardo Fierros hace una pausa en todas sus actividades empresariales para llevar esperanza y cobijo a miles de zapopanos que en muchas ocasiones no tienen qué comer al ofrecerles cada ocho días toda clase de despensa para que no sufran por hambre, donde incluso los niños también son to- mados en cuenta con algún tipo de refrigerio o dulce que les alegre el día.

Dinos ¿Cómo nació esta labor que encabezas?

Fue algo muy curioso. Yo siempre he sido un hombre trabajador y comprometido con las causas sociales. Desde pequeño mis padres me enseñaron el valor del ser humano, la honestidad, la humildad y sobre todo trabajar para ganarse las cosas.

Mis funciones como empresario me han dado la oportunidad de ver por los demás. Soy un fiel convencido que si tienes la oportunidad de ayudar a los demás lo debes hacer sin pensarlo, de corazón y amor al prójimo. Hace algunos años incursioné en la política, misma que me sirvió para darme cuenta que en verdad me apasiona ser un servidor público pero sobre todo el poder ayudar a las clases más desprotegidas de nuestra sociedad.

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Sin embargo también me di cuenta de la crudeza de no poder llevar ayuda a quienes más lo necesitan cuando eres un funcionario público. Las campañas y programas que ofrecen las autoridades en una administración son insuficientes e inconsistentes para llevar el bienestar a las miles familias que no tienen para un bocado. Que la misma manteca con la que cocinan las señoras tienen que volver a mezclarla con otros alimentos para que su familia pueda comer.

Es ahí donde me di cuenta que tenía que hacer algo. Mi conciencia, Dios o el deber hicieron que tuviera que reactivar- me para llevar alimento a las clases más desprotegidas apoyándolas con jitomate, tomate, cebollas, chile, zanahorias, entre otras hortalizas y frutas de temporada.

¿Dónde obtienes todas las despensas?

Como te comenté, cada ocho días nos encargamos Agustín Pacheco, Ángel Adame y un servidor de buscar la forma de llevar ese alimento. Desde temprana hora acudimos al Mercado de Abasto para que nos surtan un camión torton repleto de frutas y verduras. Como lo oyes ¡un camión repleto! el cual lo llevamos a las colonias más marginadas de Zapopan y en cuestión de minutos se vacía. Es impresionante ver las filas que se hacen de personas para recibir su parte. La gente ya nos conoce y no ubica muy bien. Saben que cuando ven el camión estacionado deben salir rápidamente de su casa con su bote o bolsa en mano para que se les entregue la despensa.

Nos ha pasado que en cuestión de minutos se termina el producto y la persona adulta que no puede caminar rápido se queda sin su dotación. Y he aquí la magia del amor al juntarse las vecinas y darle una pieza de lo que más le falta a la viejita. La solidaridad de la gente es enorme y digna de aplaudirse porque entre ellos mismos se apoyan.

Dirían que es estrategia para un puesto popular

Fíjate que ese tema me lo han replicado mucho y me encanta que me pregunten porque mi contestación categórica es un no. A través de los años la gente me ha visto que no soy un improvisado, que cada 8 días llego con mis despensas sea o no un año electoral. Me comentan que muchos políticos llegan en campaña con cajas de despensas, juguetes, calentadores solares, tinacos e incluso van a ofrecerles dinero por su voto; nosotros llegamos y como vemos damos, sin pedirles ni siquiera su identificación oficial.

¿Qué sigue para Eduardo Fierros?

No me siento un Santo, mucho menos una persona que por sus buenas acciones se ganará el cielo. Solamente quiero seguir sirviendo a los más necesitados. Esa es mi convicción. Mientras Dios me dé vida, salud y fuerza, así como los recursos necesarios seguiré con mis ideales. Es más, hasta los chiquillos se van contentos con nosotros al llevarles unos bolis para que se refresquen; hasta para eso alcanza y nos bendice Dios.

¿Siempre has ayudado con despensas?

Y lo seguiré haciendo hasta que las fuerzas me alcancen. En diciembre hemos regalado suéteres y cobijas. Estos próximos meses lo que queremos aportar son pipas de agua para enfrentar la temporada de estiaje, que ya está y vino muy dura. Porque para colmo tampoco llega el agua a esas colonias y mucho menos cuentan con drenaje. Ahí es donde enfocaremos nuestra próxima misión ya que muchas colonias padecerán aún más la falta del vital líquido en su hogar.


“Mientras Dios te dé la oportunidad de poder servir y ayudar a los demás, siempre hay que hacerlo sin remilgos ya que la vida da muchas vueltas; hoy podemos comer, vivir, caminar, tener salud, mañana no lo sabemos”. Así inició nuestra charla con el empresario Eduardo Fierros que desde hace algunos ayeres figuró en la política jalisciense mismo que le sirvió para hacer muchos amigos y a la vez conocer de cerca a sus verdaderos enemigos, pero sobre todo aprender a vivir de cerca con las necesidades que la gente tiene en un municipio desigual como lo es Zapopan, donde por un lado puedes encontrarte con la elite en Andares o Puerta de Hierro, hasta ver una colonia marginada como lo es Valle de los Molinos, El Mirador, Puerta Colorada, entre otras.

Y es precisamente ahí donde el empresario de la industria alimenticia Eduardo Fierros hace una pausa en todas sus actividades empresariales para llevar esperanza y cobijo a miles de zapopanos que en muchas ocasiones no tienen qué comer al ofrecerles cada ocho días toda clase de despensa para que no sufran por hambre, donde incluso los niños también son to- mados en cuenta con algún tipo de refrigerio o dulce que les alegre el día.

Dinos ¿Cómo nació esta labor que encabezas?

Fue algo muy curioso. Yo siempre he sido un hombre trabajador y comprometido con las causas sociales. Desde pequeño mis padres me enseñaron el valor del ser humano, la honestidad, la humildad y sobre todo trabajar para ganarse las cosas.

Mis funciones como empresario me han dado la oportunidad de ver por los demás. Soy un fiel convencido que si tienes la oportunidad de ayudar a los demás lo debes hacer sin pensarlo, de corazón y amor al prójimo. Hace algunos años incursioné en la política, misma que me sirvió para darme cuenta que en verdad me apasiona ser un servidor público pero sobre todo el poder ayudar a las clases más desprotegidas de nuestra sociedad.

Te recomendamos:

Sin embargo también me di cuenta de la crudeza de no poder llevar ayuda a quienes más lo necesitan cuando eres un funcionario público. Las campañas y programas que ofrecen las autoridades en una administración son insuficientes e inconsistentes para llevar el bienestar a las miles familias que no tienen para un bocado. Que la misma manteca con la que cocinan las señoras tienen que volver a mezclarla con otros alimentos para que su familia pueda comer.

Es ahí donde me di cuenta que tenía que hacer algo. Mi conciencia, Dios o el deber hicieron que tuviera que reactivar- me para llevar alimento a las clases más desprotegidas apoyándolas con jitomate, tomate, cebollas, chile, zanahorias, entre otras hortalizas y frutas de temporada.

¿Dónde obtienes todas las despensas?

Como te comenté, cada ocho días nos encargamos Agustín Pacheco, Ángel Adame y un servidor de buscar la forma de llevar ese alimento. Desde temprana hora acudimos al Mercado de Abasto para que nos surtan un camión torton repleto de frutas y verduras. Como lo oyes ¡un camión repleto! el cual lo llevamos a las colonias más marginadas de Zapopan y en cuestión de minutos se vacía. Es impresionante ver las filas que se hacen de personas para recibir su parte. La gente ya nos conoce y no ubica muy bien. Saben que cuando ven el camión estacionado deben salir rápidamente de su casa con su bote o bolsa en mano para que se les entregue la despensa.

Nos ha pasado que en cuestión de minutos se termina el producto y la persona adulta que no puede caminar rápido se queda sin su dotación. Y he aquí la magia del amor al juntarse las vecinas y darle una pieza de lo que más le falta a la viejita. La solidaridad de la gente es enorme y digna de aplaudirse porque entre ellos mismos se apoyan.

Dirían que es estrategia para un puesto popular

Fíjate que ese tema me lo han replicado mucho y me encanta que me pregunten porque mi contestación categórica es un no. A través de los años la gente me ha visto que no soy un improvisado, que cada 8 días llego con mis despensas sea o no un año electoral. Me comentan que muchos políticos llegan en campaña con cajas de despensas, juguetes, calentadores solares, tinacos e incluso van a ofrecerles dinero por su voto; nosotros llegamos y como vemos damos, sin pedirles ni siquiera su identificación oficial.

¿Qué sigue para Eduardo Fierros?

No me siento un Santo, mucho menos una persona que por sus buenas acciones se ganará el cielo. Solamente quiero seguir sirviendo a los más necesitados. Esa es mi convicción. Mientras Dios me dé vida, salud y fuerza, así como los recursos necesarios seguiré con mis ideales. Es más, hasta los chiquillos se van contentos con nosotros al llevarles unos bolis para que se refresquen; hasta para eso alcanza y nos bendice Dios.

¿Siempre has ayudado con despensas?

Y lo seguiré haciendo hasta que las fuerzas me alcancen. En diciembre hemos regalado suéteres y cobijas. Estos próximos meses lo que queremos aportar son pipas de agua para enfrentar la temporada de estiaje, que ya está y vino muy dura. Porque para colmo tampoco llega el agua a esas colonias y mucho menos cuentan con drenaje. Ahí es donde enfocaremos nuestra próxima misión ya que muchas colonias padecerán aún más la falta del vital líquido en su hogar.


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