Cada vez que llega a la redacción de El Occidental nadie necesita voltear a la puerta para saber que es él, ya que su clásico saludo para “todos, menos a uno” y su inconfundible carcajada son la muestra de que entra el reportero gráfico Antonio Miramontes y así lo ha sido por 34 años ininterrumpidos.
El 16 de diciembre de 1996 recibió el Premio de Periodismo en Jalisco con el primer lugar en fotografía con el tema “Historia de un secuestro II”. Ahora está en la etapa de retirarse y recuerda su paso por esta casa editorial en donde sin dudarlo dice “todo lo que ahora soy fue gracias a El Occidental; somos una gran familia” y en donde encontró excelentes amigos, compañeros de trabajo, maestros de la lente como Salvador Alcalá, Armando Preciado “El Amiguito”, Víctor Andrade y Ernesto Zenteno que no dudaron en enseñarle cómo tomar y hacer una fotografía. Y es que llegó cuando tenía alrededor de 15 años por necesidad ya que “necesitaba dinero para pagar mis estudios”.
Te recomendamos:
Pero la fotografía le ganó en la pasión y al poco tiempo se vio envuelto en esta profesión que capta a la vida, al planeta, al mundo, a los insectos en una toma única e irrepetible. Su trabajo ha sido reconocido por diversas generaciones al ser ganador del primer premio de Periodismo Emisario en imagen fija.
“Yo en aquella época estudiaba la secundaria o prepa y necesitaba dinero para pagar mis estudios, pero empecé a ganar dinero y amor a mi trabajo y ya no al estudio; ya después me gustó la fotografía y en aquel entonces no había escuela, era solo un curso que impartía una empresa fotográfica en donde aprendían los colores, la impresión, el manejo de los químicos, cómo darle luz, cómo quitarle azul, amarillo, para darle un buen final”.
A lo largo de 35 años de carrera cubrió de todo, desde la fuente policíaca la cual aprendió desde que trabajó en Ciencias Forenses precisamente tomando imágenes de los acontecimientos de seguridad; pasó por espectáculos, política, sociales y su pasión se despertó en el mundo de los deportes, el cual le representó todo un reto ya que en esa época y hasta antes del 2008 las cámaras utilizaban rollos (diapositivas) y no eran digitales, así que sólo se tenía una oportunidad para captar el momento de la acción.
Al platicar las diferencias de entre lo análogo y lo digital menciona que en el caso de lo análogo tenían que medir sus rollos fotográficos, es decir ver cuántas exposiciones les quedaban ya que cada uno tenía como máximo 35 fotografías y en lo digital es indeterminado el número de tomas.
Pero con risas recuerda cuál era el mayor terror de un fotógrafo y era “que no se te fuera a terminar el rollo a la hora que esperabas un gol, veías el contador para saber cuántas fotos te quedaban y cuando quedaban cuatro, preferíamos cambiarlo para que no se perdiera el festejo se quedara a la mitad, sin el festejo importante”.
“Me gustó más deportes porque siento que en la política hay golpes muy bajos, ni ellos mismos se quieren; en el deporte también puede haber golpes pero son más frontales, más leales, por todo eso y más para mí el deporte es más bonito”; de todos los deportes el que más le llamó la atención fue sin duda el futbol.
Dijo que como fotógrafo su trabajo lo ven desde la perspectiva del encuadre, las luces, velocidad para congelar una imagen y “ahora la foto del gol lo plasmamos con un festejo del anotador, sus compañeros, el entrenador, la afición, entonces el enfoque del fotógrafo es diferente, aunque todos los deportes me gustaron”.
Te puede interesar:
A lo largo de su carrera cubrió mundiales de futbol y recuerda claramente la eliminación de México por Argentina en la justa de Alemania. “Estaba detrás de la portería de México y me tocó ver claramente ese gol que aún recuerdo como si estuviera ahí”; panamericanos, campeonatos mundiales de natación, Copa Davis de tenis, el abierto de Estados Unidos, ciclismo, boxeo; no hubo disciplina que no haya pasado por su lente y fue de los que les tocó ver el segundo y tercer campeonato del Atlas el cual parecía imposible.
Siempre alegre y ante la adversidades nunca permitió que interfiriera en su trabajo, dispuesto a tener la mejor toma, la mejor imagen, el momento preciso y lo único que lamenta es que nunca se tomó una foto en los grandes eventos.
“Siempre estuve de esta lado de la cámara y nunca lo hice para tener los recuerdos”, que ahora se van con él en su mente y en su casa para platicarlos con amigos, familia y conocidos, pero si es con una cerveza y una torta ahogada mucho mejor, recordó con melancolía.
“Sin duda que voy a extrañar todo esto, 34 años con la familia de El Occidental; voy a extrañar a mis compañeros, las regañadas de mis directores, los voy a extrañar, cómo no”. Por eso, Toño Miramontes hasta pronto y buena suerte en esta nueva etapa de la vida, te deseamos todos tus compañeros y amigos.