La agenda de salud pos-covid-19, deberá incorporar diferentes terapias de recuperación, las cuales serán el eje de una estrategia de salud pública de largo aliento, que mejore los sistemas de detección de los padecimientos asociados al Covid-19; y eleve el presupuesto para atender a la población más vulnerable.El gran reto para el sistema de salud es la pandemia "paralela", que dejó secuelas a pacientes contagiados por el coronavirus.
El Arzobispado de Guadalajara, en su editorial de esta semana de su órgano informativo “El Semanario” destaca que a 1 año de la confirmación del primer caso de Covid-19 en México, el sistema de salud pública enfrenta grandes retos.
“En todas nuestras regiones, las carencias y huecos en el sistema de salud, se desnudaron abiertamente por la pandemia. La gran preocupación es que una vez terminada la vacunación, el impacto en la vida de las personas continuará por las múltiples secuelas que la pandemia está dejando en nuestro país. Las estimaciones de los especialistas en salud señalan que más de 50 millones de personas se han contagiado de Covid-19 en México, y que de estos, al menos un 30% requerirá tratamiento secundario”, refirió.
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Ya que, agregó, desarrollarán alguna enfermedad relacionada al coronavirus. Los médicos han explicado que las secuelas del coronavirus son más complicadas que la enfermedad misma.
Algunas complicaciones en el sistema motriz, con parálisis en los pacientes, forman parte de las secuelas que el coronavirus presenta y que pueden derivar en cirugías de columna vertebral o en la pérdida de movimiento en alguna extremidad. La realidad que “observamos es que miles de personas están enfrentando diferentes secuelas derivadas de la infección por Covid-19 sin que exista presupuesto, infraestructura o un plan detallado para su atención por parte de las autoridades federales y estatales”.
A esta realidad de las secuelas se le llama ya la pandemia paralela. La no atención de las secuelas provocadas por el coronavirus abrirá la puerta a la segunda crisis de salud en el país, que puede ser más prolongada y con efectos directos en la calidad de vida de todas las familias.
El sistema de salud mexicano no está preparado para atender estas complicaciones que supondrán un mayor aumento de la morbilidad en los próximos años.