A pesar de la alta carga emocional y económica que significa el suicidio, puede prevenirse identificando los factores de riesgo y mejorando la salud mental de la población.
A nivel gubernamental, el neuropsiquiatra y maestro en ciencias médicas, Edilberto Peña, se pronunció por tener una estrategia legislativa integral para establecer políticas que ayuden a prevenir el suicidio, mejorar la atención de la salud mental y dotar de herramientas a los especialistas que atienden este problema de salud pública.
Señaló que el primer paso para la prevención del suicidio es enfocarse en sus causas, que son múltiples. “El suicidio es un problema complejo, en el que intervienen factores psicológicos, sociales, biológicos, culturales y ambientales.”
El Dr. Peña de León señaló que en la Ley General de Salud hasta ahora no existe ningún artículo que haga referencia a alguna estrategia de prevención o acción contra el suicidio.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que los trastornos mentales, como depresión mayor, trastorno bipolar, abuso de alcohol-drogas y esquizofrenia, son un factor asociado con este problema de salud mundial, con una prevalencia total de 80 a 100% de trastornos mentales en casos consumado.
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“La mayoría de los suicidios han sido precedidos de signos de advertencia verbal o conductual, aunque algunos de ellos se cometen sin advertencia previa. Aun así es importante conocer las señales de alerta, tales como declaraciones o amenazas de suicidio, desesperanza profunda, consumo de drogas o alcohol, deshacerse de posesiones queridas, decir adiós o pedir perdón, aislamiento, hacerse daño a sí mismos, hablar de la muerte como salida a los problemas o presentar cambios bruscos de estado de euforia a estado de tristeza profunda”,
El especialista en neuropsiquiatría advirtió que la crisis por Covid-19 puede ser un factor de riesgo para que aumenten los suicidios. “Los problemas desencadenados por la pandemia pueden generar mediadores psicológicos como tristeza, preocupación, miedo, ira, frustración y culpa.”
En tiempos de Covid-19 existen factores de riesgo psicosociales asociados a suicidio como aislamiento social, pérdida de seres queridos, estigma hacia las personas con Covid-19 y sus familias, pérdida del empleo y factores financieros estresantes, interrupción de la educación y ansiedad por el futuro, violencia doméstica y consumo de alcohol, fragmentación y tensión social, disponibilidad de medios para suicidarse y entornos de escasos recursos.
El especialista comentó que mediante intervenciones oportunas y eficaces, basadas en tratamiento y apoyo, pueden prevenirse tanto suicidios como intentos de suicidio.
Entre las estrategias específicas de prevención están el acompañamiento en el duelo; promover herramientas para favorecer la salud mental; mitigar los efectos adversos del aislamiento; implementar programas educativos y de concienciación para pacientes, familiares y proveedores de atención médica; facilitar la solución de problemas, y evitar la soledad y la desconexión.