En la primera guardia de 22 días, los sacerdotes dispuestos para la primera línea, para acompañar a enfermos por Covid-19, han encontrado historias de fe y esperanza, de quienes creen o no creen, de quienes son católicos o profesan otra religión, o de quien quiso adquirir alguno de los tres sacramentos de iniciación.
Desde el bautizo de un bebé y ahora una primera comunión de una mujer adulta, han celebrado ahí, en las salas del Hospital Zoquipan.
El padre José Luis González Santoscoy fue uno de los primeros en ser designados por la Arquidiócesis de Guadalajara para llevar la palabra de Dios a los enfermos por Covid-19, esto, por supuesto, bajo todas las condiciones de seguridad, vistiendo los clásicos trajes de color blanco, guantes, cubrebocas y careta.
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Día con día acudieron en esta primera ronda, que, les dijeron las autoridades sanitarias, duraría 22 días y luego habría que aplicar un relevo, ya que la prolongada exposición aumentaba las posibilidades de contagio.
Católicos, cristianos o sin religión, hicieron decenas de amigos; hay quienes les prometieron seguir frecuentándolos…..al menos para comerse una torta ahogada o platicar en otras condiciones.
En ese lapso, bautizaron a un recién nacido y prácticamente de esta primera ronda se despidieron con la celebración de una primera comunión.
A una mujer adulta enferma de Covid-19 que ansiaba el sacramento de la primera comunión le cumplieron su sueño y después de realizar todos los trámites de permiso, se celebró misa en esa sala y ella recibió el sacramento.
Hay historias tristes en este recorrido, pero otras, la gran mayoría, de fe, esperanza y alegría, que dejan en claro que esta, la primera misión, se cumplió.