“El tiempo es oro” para quien tiene dolor de cabeza intenso, podría presentar una hemorragia y estar desarrollando un aneurisma cerebral, esto es, adelgazamiento de la pared arterial del cerebro, lo cual promueve una dilatación y tras “romperse” genera un sangrado o hemorragia cerebral.
El neurocirujano adscrito al Hospital de Especialidades del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Jalisco, Noé Karim Zamora Amezcua, indicó que, el paciente debe acudir de inmediato a los servicios de urgencias, se trata de una emergencia médica.
“Puede presentar dolor de cabeza muy intenso como nunca había tenido en su vida, y que está ocurriendo un sangrado; puede haber convulsiones, pérdida de estado de conciencia, incluso estado de coma, debilidad”.
En el servicio de urgencias se hace una valoración para determinar si el cuadro clínico es una hemorragia y realizar una tomografía para determinar la magnitud del sangrado, y estabilizar al paciente.
Zamora Amezcua refirió que puede ocurrir incluso en personas jóvenes. Los factores de riesgo para el desarrollo de esta patología son: hipertensión, tabaquismo, consumo excesivo de alcohol, ingesta de drogas, enfermedades concomitantes como riñón poliquistico, trastornos del tejido cognitivo, patología de la colágena, malformaciones arteriovenosas cerebrales o antecedentes familiares de la enfermedad.
El daño que produce la hemorragia originada por el aneurisma cerebral es irreversible, el sangrado produce un daño directo a las células, mata la neurona y puede haber diversas secuelas, como cefaleas crónico-residuales, alteraciones de equilibrio y del lenguaje, parálisis en extremidades y postración completa.
El aneurisma es tratado mediante dos alternativas: cirugía o terapia endovascular (cateterismo). El objetivo de la cirugía es evitar que vuelva a ocurrir una ruptura, si es factible colocar un tipo clip para sellar el aneurisma o si es por medio de cateterismo, dependiendo el tipo de lesión, la arteria donde esté localizado, el tamaño del aneurisma, y el cuello de este.
La recomendación es mantener estilos de vida sanos que incluyan el no fumar, realizar actividad física y contar con un control de la presión arterial, glucosa, triglicéridos y colesterol, además de tener un peso corporal saludable.
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