A pesar de que autoridades en más de una ocasión han dado a conocer los programas de atención para con el gremio, lo cierto es que las personas en situación de calle en el centro de Guadalajara son una constante a la que todo mundo parece se ha acostumbrado.
Ya sea con carritos, mochilas o bolsas improvisadas, en donde cargan diversas "chácharas", estas personas deambulan a todas horas por el primer cuadro de la ciudad, en busca no solo de comida, sino de lo que sea que puedan vender para sacar unos pesos que les sirvan para después.
"Aquí me pongo a barrer a sacar algo, lo que puedo porque nadie me lo pide", platica un señor de la tercera edad que, con palabras casi ininteligibles, expresa que a duras penas puede hacer algo pues con un pie malo -no recuerda desde cuándo- está a la merced de la caridad de las personas en plena avenida Hidalgo, a solo unos pasos del Mercado Corona o el ayuntamiento de Guadalajara.
Él, como varios otros más, desde temprano comienzan actividad para tratar de aprovechar el día con alguna labor que les pueda ser lucrativa, sin embargo, también están aquellos que, en un afán de apaciguar el hambre y resguardarse del frío de la mañana, permanecen acostados en jardineras, banquetas o hasta bancas, cubiertos por algunas cobijas o incluso cartones.
Varios se abstienen de hablar, pues con algo de pena -o incluso agitación- se alejan alegando que no desean ser entrevistados, sin embargo, otros más desinhibidos no tienen reparo en hablar un poco de sus vidas y qué fue lo que los llevó a esa situación.
"Tengo (sin dónde vivir) cinco años, mi mamá murió, soy de Sinaloa, la enterré y me vine, y sí la he visto difícil", refiere Miguel Ángel Luna en el Parque El Refugio quien, con nada más que una camiseta que improvisó de bolsa, carga sus pertenencias para dirigirse rumbo a las vías del tren en donde, platicó, va a trabajar.
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"Estoy buscando un Oxxo yo ahorita para calentarme estos taquitos que traigo, yo también soy de la calle, nomás que durante mucho tiempo fue alcohólico y voy a ver a un padre", señala otra persona, quien no tiene problemas con detenerse a ayudar a Miguel Ángel con una bolsa de plástico para que cargue mejor sus cosas.
Muchos le apuestan a las latas o cualquier otro artículo que puedan vender por kilo, no obstante, como el hambre "es canija" -expresan algunos- muchas de las veces es más fácil llegar a pedir dinero o pescar algo de la basura cuando de plano ya no tienen de dónde sacar para comer.
Con el tema del frío, señalan, es otra cuestión a la que se enfrentan como pueden, pues en la noche tratan de encontrar no solo el mejor lugar para resguardarse sino el que les resulte menos peligroso.
Por cierto, y ante los ataques que un par de indigentes sufrieron hace unas semanas, varios platican que en realidad no tienen miedo pues "saben defenderse".
La edad no perdona pues jóvenes, adultos y de la tercera edad se encuentran en situación de indigencia a expensas de algunos días en un albergue o de arreglárselas solos para sobrevivir, y aunque muchos carecen de sus facultades o viven a expensas de algún vicio, otros más solo deambulan, acostumbrados a ser ignorados por la mayoría que simplemente los pasa de largo.
Aunque hasta el momento se desconocen cifras oficiales que den cuenta de esta realidad en el estado, al menos en Guadalajara, de acuerdo al propio alcalde Pablo Lemus Navarro, se estima que hay 800 personas en situación de calle en el primer cuadro del Centro Histórico; si el polígono se extiende a la colonia Americana y sus alrededores, el número incrementa a mil 200. Las atenciones dadas a este sector en la actual administración ascienden a 10 mil, según cifras del propio ayuntamiento tapatío.