Debido a la pandemia por Covid-19, se vive un Miércoles de Ceniza diferente. Los fieles que llegaron a la Catedral Metropolitana aceptaron y acataron la medida sanitaria, a algunos les impusieron el polvo sobre su cabeza, otros lo tomaron en sobres pequeños o en recipientes. Con la imposición de la ceniza dio inicio la Cuaresma.
Los fieles dieron lectura a la guía celebrativa de lo que consiste la impartición de la ceniza. La gente que llegó a los templos y a la Catedral aplicaron la sana distancia en las bancas y en las filas.
En los templos se cuidó que la capacidad no sobrepasara el porcentaje establecido.
En Catedral Metropolitana, el obispo auxiliar electo de la Arquidiócesis de Guadalajara, Manuel González Villaseñor, en lugar del cardenal José Francisco Robles Ortega, arzobispo de Guadalajara, impuso la ceniza sobre la cabeza de los fieles, sin hacer contacto físico, cuidando en todo momento la medida sanitaria.
El Occidental entrevistó a varios católicos que asistieron a Catedral y comentaron que no les gustaba tomarla de esta manera, dijeron sentirse “un poco raros”, pero que estaban conscientes de la importancia de cuidarse para evitar contagios y concentraciones masivas.
La dinámica en los templos fue diferente, en unos pusieron la ceniza en un recipiente para que cada fiel la tomara y se la pusieran ellos mismos en la frente o sobre la cabeza, en otros lugares se entregaron sobrecitos para que hicieran lo propio o como en Catedral que el obispo auxiliar o sacerdotes en otras parroquias lo hicieron de manera personal con cada fiel.
En El Sagrario, que se ubica a un costado de la Catedral, los fieles primero leyeron la guía celebrativa y posteriormente se formaron con distancias de más de un metro entre una y otra persona para que el sacerdote les impusiera la ceniza sobre la cabeza “como si fuera lluvia”. “Nunca tuvimos contacto con el sacerdote”, indicó la señora Margarita Ramos Ponce.
Las personas comentaron que es un aliciente y consuelo acudir a la iglesia, estar por momentos orando: “Necesitamos en estos tiempos tan difíciles y con contingencia sanitaria, venir a la iglesia y orar. Sé que el contacto con Dios es personal y puede ser en cualquier lugar, pero para mí... yo sí requiero venir a la iglesia”, comentó don José Eusebio Puente Palacios, de 72 años.
En el recorrido observamos a familias o parejas que llegaban al templo de San Agustín y tomaban la ceniza y se la ponían en la frente o sobre la cabeza. En otros lugares, les entregaron sobrecitos con cenizas para que de forma particular o en familia se las pusieran.
“Se tiene que evitar el contacto físico, de ahí en adelante de acuerdo a la iniciativa de cada sacerdote, puede ser que se tome la ceniza y se deja caer en la cabeza, así como si estuviera lloviendo ceniza sobre la cabeza. No hay ningún contacto físico, nada de ponerlo en la frente”, subrayó el padre Antonio Gutiérrez Montaño, vocero del Arzobispado de Guadalajara.
La otra alternativa es entregarles un sobrecito con ceniza, para ello cada parroquia tendrá para que sea en lo individual o por familia, “se entregarán los sobrecitos, acompañado de una guía celebrativa para que cada persona individualmente o en familia lo pueda llevar a cabo”.
Conoce más...
- No hay homilía, ni explicaciones, no hay nada. Ya está especificado cómo se debe llevar, tomando en cuenta el cuidado de la salud de los demás y la propia y evitando aglomeraciones.
- Hay dos protocolos que se deben seguir: El de las autoridades de Salud y el de las autoridades litúrgicas celebrativas.