Al igual que en México, donde hay quienes siguen sin creer en la existencia del Covid-19, Estados Unidos carece de herramientas de comunicación eficientes y también parte de su población desatiende las medidas de higiene y distanciamiento social, lo que ha convertido a la nación en una de las más golpeadas por el nuevo coronavirus.
Así lo expresaron mexicanos que radican en el país vecino del norte, donde los últimos meses han sido de contrastes y sirvieron para evidenciar las desigualdades de una de las naciones más poderosas del mundo.
“Se llega a teorías del complot y desconfianza total en lo que dice el gobierno, promovido por una ideología política y hay ciertas personas que se adhieren a esa ideología y creen que el gobierno está exagerando el fenómeno, mintiendo y apoderándose de las libertades individuales y deciden no tomar medidas y eso ha tomado tintes y carácter político”, afirmó Juan Massey, socio de McCabe CPA Group.
Chécalo:
Radicado en Albuquerque, Nuevo México, expuso cómo ha sido la pandemia en la comunidad de Navajo, una tribu indígena que en su momento, fue epicentro de los casos de Covid-19, superando por tasa de incidencia incluso a Nueva York, debido a las carencias de servicios básicos, como agua para mantener higiene de manos o tecnologías para acceder a información oportuna sobre el combate al virus.
“Es una comunidad que por motivos históricos tiene problemas sociales más acentuados que otras comunidades en la región y el país y es lo mismo con todas las comunidades indígenas y sus problemas de salud son determinantes”.
Además, como sucede en los sitios con carencias económicas, sus pobladores tienen altos índices de diabetes, obesidad y enfermedades cardiovasculares, pero lograron ayuda humanitaria de todo el mundo, gracias a gestiones hechas por algunos de sus líderes, lo que ha hecho falta en otras regiones desfavorecidas, como México.
En el miso sentido, Rodrigo Aguilar, fundador de North American Project, quien vive en Washington, donde se concentra parte importante de la comunidad científica del país, indicó que la pandemia se ha politizado y
“la misma ciudadanía aunque tú le des datos, información o guías de qué hacer o qué no hacer, la gente decide no seguir recomendaciones, ir a visitar familiares, hacer fiestas sin sana distancia… La población no cree en la autoridad, hay una desconfianza que venimos arrastrando desde hace varias décadas hacia los liderazgos y la opinión pública”.