De cara a la situación actual que se vive en el mundo respecto a la búsqueda de la igualdad, "Mujeres que no perdonan", el más reciente libro de Camilla Läckberg, habla de la venganza para alcanzar la liberación.
A pesar de que en apariencia viven una vida perfecta y que entre sí son muy diferentes, Ingrid, Victoria y Birgitta están sometidas por sus maridos, por ello, y a punto de llegar al límite, sin conocerse, las tres planearán el crimen perfecto.
En este sentido, la autora habló de su obra en el marco de la Feria Internacional del Libro en Guadalajara (FIL), y cómo es que buscó plantear a lo que se tienen que enfrentar las mujeres, alejando el estereotipo de que la violencia solo la viven las débiles.
Chécalo:
"Un punto que quiero hacer con estas mujeres es que existe esta noción equivocada de que solo las mujeres débiles son sujetas de abusadores, y la gente dice cosas como '¿por qué no se va?', no entienden el mecanismo en lo absoluto y mujeres muy fuertes han caído atrapadas en relaciones abusivas, nada tiene que ver con la fuerza o carácter. Es un modo muy siniestro de separar a alguien y reprimir a alguien y eso era un punto que quería sostener".
Con el movimiento "Me too", Camilla Läckberg mencionó que tuvo un despertar que la hizo observar a detalle cómo la balanza no está equilibrada pues incluso en Suecia, que se puede decir es un lugar más igualitario que la mayoría de países, se sigue viviendo una realidad, en ciertos niveles, que evidencian que los hombres, por el hecho de ser hombres, tiene mayores privilegios y ventajas por sobre las mujeres.
"Tenemos un mundo construido en lo que los hombres quieren, necesitan, desean, anhelan, regulan, no importa si estás en Suecia, si estás en México, Francia o Estados Unidos, es un mundo de hombres y las mujeres comienzan a reaccionar a ello porque nos toca el lado malo de la negociación. Hemos conseguido más derechos, pero no estamos en el mismo rango siendo capaces de poder dejar los deberes del hogar, porque aún se supone que debemos hacer la mayor parte del trabajo en casa".
También, y con sus personajes masculinos, dijo que buscó plasmar que la violencia no es cuestión de educación o inteligencia, sino de relaciones de poder y la incapacidad para verlo de otra manera.
“No es un tema de ser inteligente, de ser educado. Los hombres educados golpean a sus esposas, los hombres pueden ser buenos padres y amables con sus amigos y aún golpean a sus esposas. Tienes que hacer que la gente entienda que las personas pueden tener dos pensamientos en sus cabezas al mismo tiempo, y de nuevo se trata del poder, no se trata de la educación o la inteligencia”, añadió.