Semanas complicadas ha vivido Jacqueline, una joven tapatía que enfrentó al mismo tiempo el virus del dengue y el Covid-19 en julio y todavía tiene secuelas de ambas enfermedades.
Su calvario comenzó el 18 de julio. Era sábado y recuerda que tenía una especie de resfriado y después de escuchar por casi medio año sobre el coronavirus por todos lados, prefirió tomar medidas de distanciamiento social y para el lunes 20 de julio recibió la llamada de un compañero del trabajo que había resultado positivo a Covid-19.
A partir de ese momento, llamó a la línea Covid para pedir una prueba, la cual programaron para el día siguiente y aunque se mantuvo sin síntomas de alarma los primeros días, el jueves 23 de julio comió atún, un alimento con olor y sabor fuerte y se dio cuenta que había perdido el olfato y el gusto.
Enseguida llegó un “piquete” en el pulmón izquierdo que se iba agudizando y fue hasta el lunes 27 de julio cuando comenzó a agravarse. Ese día recibió la llamada para informarle que era un caso positivo.
“A partir de ese lunes y el martes la pasé muy mal, me evolucionaron los síntomas, tenía fiebre, escalofrío, diarrea, vómito, me empecé a deshidratar y me sentía muy, muy mal”, relató a El Occidental.
La joven de 25 años es empleada administrativa en un hospital particular en Guadalajara y a partir de que presentó síntomas, del mismo hospital le proporcionaron tratamiento y personal para su atención en casa, donde se mantuvo varios días infiltrada para recibir suero y con un tanque de oxígeno junto a su cama, para conectarlo en caso necesario.
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“Ese día llevaban mis estudios y me dijeron que además del proceso de Covid-19 tenía dengue, tenía solo 70 mil plaquetas (una persona sana tiene entre 150 mil 400 mil) me dijeron que tenía dos virus, que estaban luchando ambos y por eso estaba tan mal, porque el pulmón me dolía cada vez más, se me dificulta respirar, comencé a agitarme, con frecuencias cardiacas de 130 (lo normal es entre 60 y 100 por minuto) y no las podía bajar”.
Además, en otros estudios realizados en el hospital donde labora, detectaron que su sangre se estaba coagulando, lo que representaba mayores complicaciones para el pulmón.
“Si tosía sentía que se iba a reventar algo, era un dolor muy fuerte, tenía dolores de cabeza que no podía ni recargar la cabeza porque sentía que me iba a explotar, jamás había tenido un dolor igual. No podía tener luz, no podía ver tele, no soportaba el teléfono”.
Su tratamiento se basó en anticoagulantes, antibióticos, analgésicos, medicamentos para evitar vómito e inhaladores que provocan taquicardia y temblor en el cuerpo, y aunque mantuvo un régimen de alimentación constante, para proteger su flora intestinal, perdió cuatro kilos en las dos semanas que enfrentó las enfermedades.
“Tuve muchos problemas con el suero, porque como estaba coagulando mi sangre, no tardaba ni 5 o 10 minutos cuando me tenían que estar destapando la vía y en dos ocasiones me tuvieron que cambiar completamente el equipo de venoclisis porque ya no servía”.
Jacqueline explicó que desde principios de año, cuando se conoció la existencia del nuevo coronavirus en el mundo, adoptó medidas especiales en casa y trabajo. “El día que me llamaron para decirme que era positiva lloré mucho porque mi miedo era contagiar a mi mamá. Fui muy cuidadosa, llegaba del trabajo directa a cambiarme de ropa e incluso cuando yo sabía que había un paciente ingresado al cubículo de enfermedades respiratorias, intentaba no pasar por ahí o si tenía que hacerlo le avisaba a mi mamá que me tuviera lista la regadera y me quitaba la ropa a la entrada de la casa”.
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Sin embargo, pese a todos los cuidados, el virus llegó y además combinado con dengue, por lo que tuvo que reforzar las medidas durante la convalecencia.
Sus alimentos los consumía en desechable y ella misma los sacaba a la calle, en una bolsa sellada, pensando en que su madre no contrajera la enfermedad, pero no lo lograron y su mamá, que además padece diabetes, también se contagió de Covid-19.
“Mi mamá tuvo que hacer de enfermera, porque la enfermera que me proporcionaron no estaba todo el tiempo conmigo, había veces que se me tapaba el suero y mi mamá tenía que entrar a la habitación y en ese contacto mi mamá salió contagiada, pero fue una paciente asintomática, lo único que ella sintió fue mucho cansancio y en momentos dolor de cabeza”.
Ahora, a más de un mes de haber enfrentado ambas enfermedades, Jacqueline todavía tiene dolor de oído y ardor en la garganta, además de cansancio, pero sus plaquetas ya están en el nivel adecuado y por recomendación médica, no debe exponerse a cambios de temperatura bruscos, ni consumir alimentos o bebidas frías.
“Te cambia mucho la perspectiva y a mí lo que se me quedó muy gravado es el tema de los recursos, porque yo pude ser atendida en mi casa y solo puedo decirle a quienes no creen, que se acerquen a quienes ya lo vivimos y crean que los insumos no son fáciles de conseguir y por eso mucha gente está muriendo”.
La Secretaría de Salud Jalisco reconoce ocho casos de personas que cursaron dengue y Covid-19 a la vez, una de ellas falleció, pero el caso de Jacqueline no está reportado por parte de las autoridades sanitarias en ese listado de pacientes que enfrentan o enfrentaron ambas enfermedades de manera simultánea.
“Tuve la fortuna de ser trabajador de un hospital y tener todos los recursos, porque los medicamentos son muy caros, son difíciles de conseguir”, Jacqueline, paciente que cursó< dengue y Covid-19 de manera simultánea.
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- El sistema Radar Jalisco contabiliza 50 mil 175 casos confirmados de Covid-19 y 2 mil 395 defunciones
- De los casos confirmados de Covid-19 en Jalisco, 776 son de personal de salud, la mayoría de ellos en Guadalajara
- El dengue ha dejado hasta el momento mil 751 casos confirmados y dos defunciones en la entidad