La diputada local, Berenice Rivera Rodríguez, presentará una iniciativa ante el Congreso, para que los restos de Dionisio Rodríguez sean trasladados a la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres y se erija una escultura en su honor, con la finalidad de promover su vida y obra.
El impresor tapatío, es considerado el más sobresaliente del siglo XIX, oficio que aprendió de su padre, Mariano Rodríguez, mismo que desempeñó por casi medio siglo, hasta 1877 cuando murió.
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Dionisio Rodríguez no tuvo descendencia, se dedicó en cuerpo y alma a defender a los más desprotegidos y creó la escuela de Artes y Oficios y durante su tiempo como impresor, imprimió alrededor de 600 títulos, entre hojas sueltas, folletos y libros.
“Es la versión laica de Fray Antonio Alcalde, alguien que va a redondear lo que él comenzó hace 250 años y lo va a madurar… Es gestor del bien común desde su condición laica, pero con una formación anclada en los postulados del humanismo cristiano y abogado, lo que le permitió desempeñar la función pública de manera gratuita, por amor a la patria y no por una mesada”, indicó Tomás De Hijar, cronista tapatío.