En sus más de 40 años de bordar los trajes del charro y mariachi, María Guadalupe nunca pensó que tendría que dedicarse a otra cosa y prácticamente ser una emprendedora al tener que diseñar huipiles y cubrebocas para vender en línea y recibir sus pagos con transferencias en su natal Tepatitlán, Jalisco, pero la pandemia de Covid-19 fue la causa por la que tuvo que cambiar de giro.
La calidad del trabajo y su larga trayectoria, se ve reflejada en los trajes que utilizan los integrantes del Mariachi Sol de Guadalajara y hasta la hija de Pepe Aguilar ha lucido el trabajo que ella junto con sus hijos hacen. Esa perfección hizo que María formara parte de una serie de historias que difundió la fundación de una empresa de venta de electrodomésticos y banco.
Con su trabajo busca preservar una de las tradiciones más importantes del país y junto con dos de sus ocho hijos sigue bordando con hilos metálicos, pero con la pandemia que afectó a por lo menos el 40% de las personas dedicadas al bordado, ella fue una de las afectadas y prácticamente tuvo que cerrar su máquina de coser y buscar alternativas para sobrevivir, tal fue el caso de los cubrebocas y algunos chales que ya exporta.
Orgullosa narra cómo desde muy temprano se levantaba para comenzar a bordar con diversos colores los trajes y desde su taller se imagina a “un charro que florea con pasión mientras viste con elegancia un traje que lleva nuestra firma y algo más importante, nuestro cariño. Crep que hay tradiciones que se deben de preservar” y ésta es una de ellas.
La historia comienza hace 48 años
María tiene en el bordado de trajes de charros y mariachi 48 años de hacerlo, a la fecha tiene 61 años y “de trabajar los trajes regionales de unos tengo 30 años y de los de charros tengo 10. Esto es algo que a mí me gusta, me gusta bordar, combinar los colores es lo que me gusta hacer. Los de charros también tienen colores, pero combinados con metálicos”.
Pero como toda tradición, la vestimenta de los charros y mariachis también evolucionó y pasó de sus colores sobrios y uniformes a una variedad de colores y “ahora la moda ha cambiado porque los señores no usaban rosas rojas en sus trajes y ya desde hace un tiempo que hacemos las rosas en color granate, los combinados con el metálico dorado y así como hacemos trajes de charros. Para un mariachi de Guadalajara bordamos sus trajes y el bordado es lo que lo hace bonito, algunos son bordados en cuero, pero nosotros hacemos el bordado en máquina.
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Los trajes que son bordados por ella los han lucido los integrantes del Mariachi Sol, se bordaron los trajes de los 13 integrantes, “también unos que traía la hija de Pepe Aguilar, eso se logró porque le trabajo a una tienda reconocida de la ciudad de Guadalajara.
Covid-19 casi los lleva a la quiebra
A más de cinco meses de la pandemia de Covid-19 ella se vio en “aprietos” económicos ya que el trabajo, como en muchas zonas textileras prácticamente se fue a cero, en su caso no fue la excepción y “casi no tenemos trabajo, se nos acabó por lo mismo, por la contingencia cerraron tiendas, yo pensé que iba a ser poco tiempo al ponernos en cuarentena a Jalisco y Oaxaca que es en donde también trabajamos, pero se fue alargando, pensamos que serían 40 días” pero ya van casi 150 días.
Ante esta situación se vio en la necesidad de hacer algo para llevar el sustento de su hogar y para que sus colaboradoras no se quedarán sin ingresos tampoco, por eso “contacté a una señora de Houston, Estados Unidos, que tiene una tienda en donde vende puro traje regional de México y me dijo mándame una docena de huipiles y me puse a fabricarlos, no sabía cómo hacerlos y tuve que aprender y antes de enviarlos ella me depositó algunos recursos”.
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La necesidad de no quedarse sin alimentos “tuve que aprender a hacer los huipiles, antes hacía la pura maquila, a mí mandaban las telas bordadas y tuve que aprender a hacerlos”, todo este trabajo y el modernizarse para recibir transferencias bancarias para los pagos que le hacían, fueron algunos elementos para que la fundación Coppel la tomara en cuenta para la serie de cortos llamada “Rostros de México” y en donde narran su historia y de cómo usa sus servicios.
Además, fuera de su familia hay alrededor de 15 personas que le apoyan para sacar los bordados y creación los trajes tradicionales de Oaxaca, son madres solteras y esto les permite trabajar desde sus casas, mientras cuidan a sus hijos.
Otras de las cosas que tuvo que emprender fue la elaboración de cubrebocas con diversos diseños y colores para poder ofrecerlos y así compensar sus ingresos mermados por la contingencia sanitaria. “Hice de diferentes telas y con diseños, llevan una rosa bordada a uno de los lados como un sello, son para mujer y para los hombres se bordó una cabeza de caballo” con esto se mostró su ingenio para ofrecer un producto diferente y elegante y al alcance de todos, aunque la venta fue poca porque su fuerte es lo de los huipiles y los corset de mujeres.
Su secreto para lograr esto es que todos los días se levanta con el ánimo de que puede lograr los cosas y todo el tiempo se lo dice a sí misma y “cuando tienes este entusiasmo y alegría, todo se puede.
Conoce más
- Anteriormente trabajaba a la semana alrededor de 15 trajes de charro y mariachi, ahora no llega ni a 10 pero comienza mejorar la producción.
- La necesidad que enfrentó ella junto con miles de personas dedicadas al bordado la motivo a buscar alternativas ya aprender nuevas formas de hacer negocio, a tal grado que se conecta por las noches al internet para poder aprovechar que es más rápido.
- La pandemia generó que los textileros tuvieran una baja de alrededor del 40% en los ingresos