La realidad supera la ficción y con toda pandemia, todos buscaron los tamales, quizás no como como siempre, en cada 2 de febrero, Día de la Candelaria, y familias dedicadas a la producción de este alimento tan mexicano resintieron una clientela asustada, que pidió servicio a domicilio o de plano renunció a los “verdes”, de “chicharrón seco” o “rajas con queso”.
“Nunca creí ver esto”, dice Mariana, nieta y la tercera de una generación que se ha dedicado a la venta de tamales en la colonia El Retiro.
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Asegura que esta vez no le llegaron muchos pedidos, “otras ocasiones de plano el 2 de febrero solo nos dedicábamos a entregar, en la mañana en oficinas y por la tarde en algunas casas, ya no vendíamos”.
Hoy no fue así, les hicieron menos del 70% de los pedidos y para los que les marcaron, era en cantidades menores, grupos pequeños de tres, cuatro o un máximo de cinco personas.
“Creo que ahora sí están asustados”, refiere, al destacar que para Navidad y Año Nuevo del 2020 vendieron más, tuvieron más pedidos “y supimos de más reuniones familiares”.
Katia Carrillo, quien vende elotes y tamales, también forma parte de una herencia en ese comercio, en el mercado municipal de El Elote, situado por la calle de Cuitláhuac, entre Cuautla y 28 de Enero, en el tradicional barrio de Analco.
Comentó que normalmente venden a diario 400 tamales por día y en el día de la candelaria venden entre mil 500 o hasta 2 mil tamales.
“Están muy ricos los tamales de “los Elotes de Tuxpan”, afirma Katia, quien resaltó que la venta se salvó por los mexicanos, de última hora”, los pedidos fueron más pequeños, pero al final muchos cumplieron con su destino: “comerse un tamal en el día de la candelaria”.