Los orangutanes son una especie en peligro de extinción y en Guadalajara hay siete, dos de ellos hembras de apenas cinco meses de edad, que nacieron en el zoológico tapatío y se han vuelto la sensación en estas vacaciones.
“Esta especie en su hábitat natural ha sido seriamente amenazada, está en grave peligro de extinción y se calcula que en los próximos 20 o 25 años desaparezca de su hábitat natural en el sureste asiático por la destrucción de su hábitat, el tráfico de especies y diferentes amenazas que enfrentan en el lugar donde habitan naturalmente, por eso es tan importante el trabajo de conservación”, explicó Luis Soto Rendón, director del Zoológico Guadalajara.
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La familia de orangutanes del zoológico tapatío es la más grande de Latinoamérica y el nacimiento de dos crías este año fue una importante noticia para el mundo, tomando en cuenta que los orangutanes fueron puestos en la lista roja de animales en peligro y se calcula que en dos décadas podrían extinguirse en su hábitat natural, por estar expuestos a la deforestación, la caza furtiva y el comercio ilegal.
En el mismo sentido, Carlos Gómez Medina, médico veterinario encargado del área de primates en el Zoológico Guadalajara, explicó que con el crecimiento de la familia y la incorporación de dos nuevas crías llamadas Jandi y Mei-sha, abrieron Kalimantán, el conocido como palacio de los orangutanes, un espacio de 700 metros cuadrados con cuatro torres de alrededor de 10 metros de altura conectadas con sogas de diferentes tamaños y un área de descanso con sombra.
“Los orangutanes son animales que se caracterizan por desplazarse en las copas de los árboles haciendo movimientos de braquiación y ahora tienen oportunidad de desplazarse en este nuevo albergue. Tenemos dos crías de cinco meses de edad y este espacio les provee oportunidades de desplazamiento para que se vayan fortaleciendo y posteriormente poderlas sacar a la Ruta Orangután, que es un espacio más largo y más alto y necesitan estar mejor capacitadas para ese ejercicio”.
De acuerdo con datos del propio veterinario, los orangutanes viven 50 años bajo cuidado humanos, a diferencia de su hábitat natural, donde se les calcula un periodo máximo de 25 años.