Afuera del Congreso del Estado tres mujeres continúan encadenadas y ya cumplieron 118 horas sin alimentos, lo que ha mermado su salud.
La huelga de hambre comenzó la mañana del jueves en exigencia a la aprobación de la Ley Vicaria, que llevan dos años esperando en Jalisco, donde acusan a diputadas y diputados de insensibles por defender al progenitor de sus hijos y permitir la violación de derecho de la niñez.
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“Ya nos sentimos debilitadas, pero el coraje nos mantiene aquí en pie. Han estado viniendo a hacernos chequeos y nos hemos hecho estudios incluso de sangre para ver cómo están funcionando los riñones”, explicó Isela González, una de las mujeres que lleva más de cinco días sin comer.
Al campamento que montaron afuera de la puerta principal del Congreso del Estado por avenida Hidalgo, frente a la Plaza Liberación se han sumado y algunas mujeres que viven violencia vicaria y están separadas de sus hijos.
“Estos días han sido horribles, hace mucho calor pero lo peor es sentir la burla de los diputados y del Congreso en general porque no les importó solicitar una sesión extraordinaria y el día de ayer sale el asistente de la diputada Claudia Murguía (diputada del PAN y presidenta de la Mesa Directiva del Congreso) a decirnos que ni siquiera tenían hora”.
De su parte, Lisi Celis, quien también se mantiene encadenada y en huelga de hambre desde la mañana del jueves, señaló que en país hay 28 estados que ya cuentan con la Ley Vicaria y en Jalisco siguen negándole a las mujeres la posibilidad de estar con sus hijos extraídos por sus progenitores.
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“Esta ley l suprema Corte la declara constitucional y en este estado creemos que puede estar respondiendo a intereses políticos o económicos, porque ni siquiera han citado a una sesión después de 118 horas de huelga de hambre y esto no puede seguir pasando, invitamos a todas las mujeres a sensibilizar a este Congreso deshumanizado”.
Esta mañana las mujeres que exigen la Ley Vicaria en Jalisco cerraron el paso vehicular por avenida Hidalgo y con cacerolas y cucharones hicieron ruido para llamar la atención de quienes pasaban por el centro tapatío.