/ lunes 2 de septiembre de 2024

Mujeres indígenas sufren discriminación y explotación; son de diferentes Estados

Con engaños sujetos las traen a la ciudad para vender mercancía a distintos cruceros de la ciudad sin darles dinero

Representan al menos a cinco grupos indígenas, la falta de trabajo en el campo y el hambre las ha llevado a salir de sus hogares, emigrar a ciudades medias o a la propia capital de Jalisco, solo para enfrentar nuevas formas de explotación, donde su trabajo es pagado con centavos, sus artesanías se malbaratan y sus explotadores les quitan todo aquello que les dan. Son las mujeres indígenas, madres y trabajadoras que a diario enfrentan todo eso más la discriminación.

Emulan a Bartolina Sisa, una guerrera aymara que comandó ejércitos quechua-aymara contra la opresión española a finales del siglo XVIII en el alto Perú y en cuyo honor cada 5 de septiembre de cada año se reconoce la fuerza y la resiliencia de las mujeres indígenas.

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Son al menos diez asentamientos en Zona Metropolitana, pero cada día se van expandiendo más y eso les lleva a enfrentar falta de empleo, de espacios de educación y de acceso a la salud.

Una migración que no para

Las brigadas de apoyo de la Universidad de Guadalajara tenían detectados al menos diez puntos en la Zona Metropolitana donde se asentaban, pero aumentan cada vez más y hoy advierten de nuevos centros de concentración.

Se ubican en San Juan de Ocotán y otras colonias del municipio de Zapopan (un 21.5 por ciento), en Tlajomulco (un 6.1 por ciento), la zona del Ferrocarril y el barrio de San Juan de Dios (6.2 por ciento) en Guadalajara, así como en la zona del cerro del Cuatro en San Pedro Tlaquepaque (un 4.8 por ciento) e incluso en regiones como Tequila, por la siembra del agave; en ciudad Guzmán por la pizca y en Chapala para involucrarse en los Berries.

Sin embargo, a últimas fechas han detectado que un 160 por ciento de las familias de los pueblos originarios se han comenzado a concentrar en la zona del municipio de El Salto, esto debido a que en ese sitio han encontrado espacios para vivir y trabajos, aunque reconoció la investigadora de la Universidad de Guadalajara, Gabriela Juárez Piña, no muy bien pagados.

Los grupos identificados son: Nahuas procedentes de los Estados de Puebla, Veracruz e incluso Guerrero; Mixtecos y Zapotecos de Oaxaca; Hñähñu o conocidos como Otomíes de Querétaro e Hidalgo; Mazahuas del Estado de México, Tsotsiles de Chiapas.

En 2018, el IIEG elaboró un informe que mostraba que el 0,48% de la población femenina de Jalisco de 3 años y más hablaba alguna lengua indígena, frente al 0,45% de la población masculina.

Las guardianas

Las mujeres indígenas son reconocidas como las protectoras y guardianas de los valores culturales y las garantes de la permanencia de sus pueblos. Han estado siempre presentes en el desarrollo y lucha de sus pueblos y comunidades, encabezando movimientos sociales, cuidando el medio ambiente, como defensoras de los derechos humanos e impulsando la producción y comercio, tanto de alimentos como de artesanías.

Y con ese estatus llegan a la ciudad, pero ya en la ciudad son ellas las que principalmente sufren discriminación y violencia en el ejercicio de sus derechos económicos, sociales y culturales. Las niñas se enfrentan a un mayor riesgo de violencia sexual cuando van o vuelven de la escuela, o cuando se alejan de sus comunidades para estudiar o trabajar.

De acuerdo al censo de Población y Vivienda 2020. Entre las personas hablantes de lengua indígena en el estado, 32 mil 234 (48.1%) eran mujeres y 34 mil 729 (51.9%) hombres.

Son 10 grupos de pueblos originarios, principalmente en Tlaquepaque. Foto. Aurelio Magaña / El Occidental

Sufren discriminación por su lengua materna

Sin excepción y en todos los casos han sufrido la discriminación por su lengua materna. Es una de las principales situaciones que aquejan y enfrentan a diario las mujeres de pueblos originarios en todas partes.

Las artesanas del grupo indígena de Hñähñu u Otomíes han encontrado dificultades para vender sus productos en la Zona Metropolitana de Guadalajara.

Los inspectores las persiguen como si fueran comerciantes informales y en el mejor de los casos las despojan de sus mercancías, complicando su situación económica.

Estos grupos, especialmente mujeres, son explotados por sujetos que las traen a la Zona Metropolitana con engaños, las reclutan en algunas viviendas y cada día las llevan a vender mercancía a distintos cruceros de la ciudad o bien a pedir limosna en varias partes de la ciudad. Recientemente se documentó el momento en que mujeres y niñas fueron despojadas por esos individuos de los regalos y despensas que universitarios les hicieron llegar para mejorar sus condiciones durante la estancia en la ciudad de Guadalajara.

Les arrebatan lo que venden diariamente

“Llegaron en varias camionetas y les quitaron lo que les acababan de dar, ellas se quedaron llorando, mujeres y niñas”. De ahí que han ideado nuevas formas de enfrentar este tipo de situaciones, con el respaldo por ejemplo de la Unidad de Apoyo a Comunidades Indígenas (UACI), de la Universidad de Guadalajara (UdeG) con la que plantearon por ejemplo la Feria de la Muñeca: Comunidad, tradición y arte, así como la venta de sus artesanías en la zona de Plaza Universidad.

Representan al menos a cinco grupos indígenas, la falta de trabajo en el campo y el hambre las ha llevado a salir de sus hogares, emigrar a ciudades medias o a la propia capital de Jalisco, solo para enfrentar nuevas formas de explotación, donde su trabajo es pagado con centavos, sus artesanías se malbaratan y sus explotadores les quitan todo aquello que les dan. Son las mujeres indígenas, madres y trabajadoras que a diario enfrentan todo eso más la discriminación.

Emulan a Bartolina Sisa, una guerrera aymara que comandó ejércitos quechua-aymara contra la opresión española a finales del siglo XVIII en el alto Perú y en cuyo honor cada 5 de septiembre de cada año se reconoce la fuerza y la resiliencia de las mujeres indígenas.

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Se ubican en San Juan de Ocotán y otras colonias del municipio de Zapopan (un 21.5 por ciento), en Tlajomulco (un 6.1 por ciento), la zona del Ferrocarril y el barrio de San Juan de Dios (6.2 por ciento) en Guadalajara, así como en la zona del cerro del Cuatro en San Pedro Tlaquepaque (un 4.8 por ciento) e incluso en regiones como Tequila, por la siembra del agave; en ciudad Guzmán por la pizca y en Chapala para involucrarse en los Berries.

Sin embargo, a últimas fechas han detectado que un 160 por ciento de las familias de los pueblos originarios se han comenzado a concentrar en la zona del municipio de El Salto, esto debido a que en ese sitio han encontrado espacios para vivir y trabajos, aunque reconoció la investigadora de la Universidad de Guadalajara, Gabriela Juárez Piña, no muy bien pagados.

Los grupos identificados son: Nahuas procedentes de los Estados de Puebla, Veracruz e incluso Guerrero; Mixtecos y Zapotecos de Oaxaca; Hñähñu o conocidos como Otomíes de Querétaro e Hidalgo; Mazahuas del Estado de México, Tsotsiles de Chiapas.

En 2018, el IIEG elaboró un informe que mostraba que el 0,48% de la población femenina de Jalisco de 3 años y más hablaba alguna lengua indígena, frente al 0,45% de la población masculina.

Las guardianas

Las mujeres indígenas son reconocidas como las protectoras y guardianas de los valores culturales y las garantes de la permanencia de sus pueblos. Han estado siempre presentes en el desarrollo y lucha de sus pueblos y comunidades, encabezando movimientos sociales, cuidando el medio ambiente, como defensoras de los derechos humanos e impulsando la producción y comercio, tanto de alimentos como de artesanías.

Y con ese estatus llegan a la ciudad, pero ya en la ciudad son ellas las que principalmente sufren discriminación y violencia en el ejercicio de sus derechos económicos, sociales y culturales. Las niñas se enfrentan a un mayor riesgo de violencia sexual cuando van o vuelven de la escuela, o cuando se alejan de sus comunidades para estudiar o trabajar.

De acuerdo al censo de Población y Vivienda 2020. Entre las personas hablantes de lengua indígena en el estado, 32 mil 234 (48.1%) eran mujeres y 34 mil 729 (51.9%) hombres.

Son 10 grupos de pueblos originarios, principalmente en Tlaquepaque. Foto. Aurelio Magaña / El Occidental

Sufren discriminación por su lengua materna

Sin excepción y en todos los casos han sufrido la discriminación por su lengua materna. Es una de las principales situaciones que aquejan y enfrentan a diario las mujeres de pueblos originarios en todas partes.

Las artesanas del grupo indígena de Hñähñu u Otomíes han encontrado dificultades para vender sus productos en la Zona Metropolitana de Guadalajara.

Los inspectores las persiguen como si fueran comerciantes informales y en el mejor de los casos las despojan de sus mercancías, complicando su situación económica.

Estos grupos, especialmente mujeres, son explotados por sujetos que las traen a la Zona Metropolitana con engaños, las reclutan en algunas viviendas y cada día las llevan a vender mercancía a distintos cruceros de la ciudad o bien a pedir limosna en varias partes de la ciudad. Recientemente se documentó el momento en que mujeres y niñas fueron despojadas por esos individuos de los regalos y despensas que universitarios les hicieron llegar para mejorar sus condiciones durante la estancia en la ciudad de Guadalajara.

Les arrebatan lo que venden diariamente

“Llegaron en varias camionetas y les quitaron lo que les acababan de dar, ellas se quedaron llorando, mujeres y niñas”. De ahí que han ideado nuevas formas de enfrentar este tipo de situaciones, con el respaldo por ejemplo de la Unidad de Apoyo a Comunidades Indígenas (UACI), de la Universidad de Guadalajara (UdeG) con la que plantearon por ejemplo la Feria de la Muñeca: Comunidad, tradición y arte, así como la venta de sus artesanías en la zona de Plaza Universidad.

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