La clase política tiene la piel cada vez más delgada y prueba de ello es que argumentando cualquier clase de violencia, reprochan el trabajo de las y los moneros.
En eso coincidieron caricaturistas tapatíos que publican en medios locales y nacionales y han enfrentado a hombres y mujeres de la política inconformes por sus cartones.
El conocido como Chavo Del Toro puso como ejemplo al gobernador jalisciense, Enrique Alfaro Ramírez, quien constantemente reprocha los cartones en los que se refieren a él o a sus políticas de gobierno.
“El político tiene un narcisismo y están al lado de ese político una bola de lambiscones diciendo ‘sí, señor’ y ‘qué cosa tan inteligente, dijo señor’ y de repente un pinche monero lo dibuja pelón, gordo y ratero, entonces imagínate al otro día levantarte y ver, pues le da más coraje lo visual y el chiste que una columna con datos diciendo robó así y así, por que es la naturaleza del político, que aparte de ser tramposo es narcisista y se ve y se siente inteligente”.
En el mismo sentido, Osvaldo Muñoz, conocido como Osvaldo Monos, que publica en esta casa editorial, habló de la identificación que tiene con la sociedad y la necesidad de ilustrar lo que un ciudadano común piensa, por encima de los discursos políticos.
“Mi labor o mi idea siempre ha sido enfocarme en el ciudadano de a pie, en el que no tiene voz y yo quiero ser su voz”.
De su parte Qucho puso un ejemplo del señalamiento a través de redes sociales que hizo el dirigente estatal del partido Movimiento Ciudadano luego de un cartón alusivo a la presentación de una iniciativa para garantizar la equidad de género, donde Alfaro Ramírez estaba al centro y rodeado de diputadas de su partido.
Por ese cartón, dijo, se le acusó de violencia de género y así, con un sinfín de ejemplos, compartieron con jóvenes asistentes a la Feria Internacional del Libro (FIL) en Guadalajara la labor de las y los moneros, que al igual que los periodistas, enfrentan constantemente el señalamiento e intento de desprestigio por parte de los políticos.