Un niño que nunca pudo descansar... ni aún muerto, a tal grado que en su primer día en el campo santo su cuerpo apareció encima de la lápida; el “vampiro” que mordía en el cuello a las personas y juró volver de la muerto para vengarse; la guirnalda que une las tumbas de los novios que ante su unión imposible prefirieron morir juntos, son solo algunas de las leyendas que tienen como escenario el panteón más antiguo de Guadalajara... el de Belén.
Ubicado en el corazón de la ciudad, antes última morada de los más acaudalados, hoy un verdadero museo cargado de historias y visitado por los más valientes, rumbo al día de muertos. El espacio fue inaugurado el 1 de enero de 1848 para recibir los primeros cuerpos de las personas más acaudaladas de la ciudad y sigue recibiendo a diario visitantes, quienes buscan experiencias diferentes, en un lugar lleno de misticismo. Basta con acudir a la entrada del Panteón de Belén y encontrar entre los guías voluntarios a alguien que cuente sus principales leyendas, mientras recorres en medio de tumbas y observar la majestuosidad de los mausoleos, pero aquí te contaremos las más conocidas.
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La leyenda de Nachito
Nachito era un niño que le temía a la oscuridad y en vida no podía conciliar el sueño si en su habitación no había luz y algo similar ocurrió tras su muerte, pues fue enterrado y al día siguiente su cuerpo apareció encima de la lápida, por lo que una vez más los inhumaron, para que a la otra mañana de nuevo encontraran su cuerpo sobre la tumba y tras repetirlo por varias veces, permitieron que descansara a la luz y no en medio de la penumbra y así se convirtió en una de las tumbas más famosas del Panteón de Belén y todavía recibe de los visitantes dulces y juguetes.