Las redes sociales al ser un espacio público virtual representan un reto para para discernir ideas críticas, sin embargo, al carecer de argumentos sustentados pone en riesgo a la democracia de una nación, señaló el experto en análisis de instituciones de la justicia y autoritarismo en México y Doctor Emérito por la Universidad de Veracruz, Alberto Javier Olvera Rivera.
“Lo cierto es que no es posible pensar que tuviera esos rumores y chismes necesariamente el efecto tan nocivo que hoy en día tiene el fenómeno de la posverdad, que se acompaña además de una degradación de la democracia general, de una degradación de la convivencia colectiva. Hoy en día estamos enfrentando este reto múltiple”.
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Olvera Rivera participó en el panel “Los intelectuales y el poder” en la cátedra inaugural del Departamento de Estudios Políticos (DEP) y de la licenciatura, maestría y doctorado en Ciencia Política del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH), de la Universidad de Guadalajara (UdeG), también refirió que aunque los intelectuales y académicos se enfrentan a espacios públicos limitados ante el hipercentralismo de los medios de comunicación y el poder con influencia nacional, las redes sociales a favorecido la posverdad y el debate.
“¿Cuáles son las restricciones del espacio público tradicional? Se supone que se argumenta, se contraargumenta y se demuestra lo que uno quiere decir. En el caso de las redes sociales no hay necesidad de demostrar nada, basta con emitir una opinión y por eso mismo se ha convertido en gran medida no solamente me refiero al espacio público virtual en un espacio de transmisión de conocimiento y críticas sino también en el espacio en que se favorece la posverdad en donde se puede decir literalmente cualquier cosa y está disponible para quien quiera consumirlo la posverdad que uno prefiera”.
Por su parte, el profesor-investigador del Departamento de Estudios Ibéricos y Latinoamericanos (DEILA), Jaime Preciado Coronado señaló que el desafío es replantear el papel de las y los intelectuales en una época donde las redes sociales e inteligencia artificial coexisten con los medios de comunicación tradicionales para legitimar y difundir el conocimiento.
“Tenemos un desafío muy grande de reconocer lo que es, por una parte, el trabajo intelectual que tiene que ver con la ciencia, con nuestra formación en una institución educativa, pero también de replantearnos el rol de las y los intelectuales. Tal parece que quien no maneje esos medios no existen, quien no esté presente en eso no existe”.
En esta tridimensión del conocimiento, el papel del intelectual, del académico y el poder se conjuga con acciones y políticas públicas por el bien de las comunidades, señaló la diputada local y académica de la universidad pública de Jalisco Mara Robles Villaseñor al señalar que se pueden llevar a cabo y mantenerse firme en las decisiones.
Ejemplo de ello, planteó el caso de El Zapotillo cuando fue rectora del Centro Universitario de Los Altos (CUAltos), generando desde la academia, investigaciones y posturas, después tomarlo como bandera política y mantenerse firme aun con cambios de ideas de quienes llegan al poder.
“Generamos una argamasa científica en donde decíamos en Zapotillo así no, porque además no es sustentable, ósea ese acuaférico que iba a inundar lo campos de Guanajuato está muy mal, no con argumentos regionalistas que el agua es para los Alteños también discrepamos de eso, lo que decíamos es no, así no y nos mantuvimos”.
La cátedra inaugural del Departamento de Estudios Políticos se realizó en uno de los auditorios del CUCSH con asistencia de académicas, académicos y alumnado de la licenciatura, maestría y doctorado en Ciencia Política.